Por Francisco Mejía-Azcárate
Si pensábamos que la vieja idea de "Dinero por Chatarra" (“Cash for Clunkers”) estaba muerta y enterrada, estamos muy equivocados. Esta iniciativa está siendo resucitada a nivel estatal en California como ‘gancho’ de una legislación en curso llamada “Acta de soluciones para el calentamiento global” que ha estado rondando las esferas políticas en diferentes Estados de la Unión Americana desde 2006. Los autores del proyecto, dirigido por el asambleísta Jim Cooper (D-Elk Grove) y copatrocinado por los asambleístas Luis Alejo, Ken Cooley, Bill Dodd y Kevin McCarty, quieren "modernizar" la totalidad de la flota de vehículos oficiales y particulares de California.
Así anunciaban los concesionarios la retoma de vehículos viejos en el programa “Cash for Clunkers”, hace algunos años |
Los autores de este proyecto de ley dan a conocer cómo California tiene un porcentaje inusualmente alto de vehículos viejos rodando por sus calles y autopistas, cuyos registros en las diferentes oficinas de tránsito del Estado, superan los 20 años, por lo cual son considerados "grandes contaminadores" por los activistas ambientales. Los proponentes de la reivindicación de este proyecto de ley aducen que de todos los vehículos registrados en California, solo los que tienen más de 20 años, que suman entre el 10% y el 15%, son responsables de más del 50% de las emisiones contaminantes.
La “Specialty Market Equipment Association” (SEMA) afirma que eso no es necesariamente cierto porque muchos de estos vehículos no se usan a diario, ya que muchos de los funcionales son vehículos destinados al ‘hobby’ de los autos antiguos y su uso usualmente está relegado a los fines de semana o a exposiciones definidas y específicas; del mismo modo, existen miles de autos parqueados sin uso alguno, que son el proyecto futuro de restauración para algún aficionado o profesional. Cualquier tipo de ley que incentive la destrucción de estos vehículos podría reducir drásticamente el número de piezas de salvamento disponibles para la industria de la restauración y reconstrucción en el futuro, razón por la cual SEMA, insta a los coleccionistas y aficionados a oponerse al nuevo proyecto de ley de California, denominado "Modernización de la flota A.B. 1965 o Ley de la Asamblea N°1965", la cual a través de incentivos monetarios busca sacar permanentemente de circulación a los vehículos más antiguos, especialmente, aquellos con más de 20 años de uso.
Las disposiciones específicas de esta ley, incluyen descuentos en efectivo que oscilan entre US$ 1.000 y US$ 1.500 a los propietarios de vehículos identificados como "grandes contaminadores" que voluntariamente los cambien por autos nuevos y a los ciudadanos de menores ingresos, la ley les otorga una asignación de hasta US$ 2.500 para la compra de un vehículo más moderno y menos contaminante, aunque no necesariamente nuevo.
El “Car Allowance Rebate System” (CARS) más conocido por su nombre coloquial "Dinero por Chatarra" fue un controvertido programa iniciado por el Departamento de Transporte bajo el primer gobierno de Barack Obama en 2009. Este programa ofrecía hasta US$ 4.500 en efectivo a los propietarios de vehículos cuyo consumo fuera inferior a 18 millas por galón (28.96 km/galón // 7.6 km/litro). Bajo este programa, miles de motores fueron masacrados, en ocasiones violentamente, luego que les drenaran el aceite y les añadieran silicato de sodio al cárter. Esta solución vidriosa al expandirse oficia como una gran lima y lija todas las partes y piezas internas del motor destruyéndolo totalmente y de paso asegurando que no pueda ser reconstruido o salvado.
Los partidarios del programa vieron un aumento en las ventas de automóviles a partir de la iniciativa, ventas estas que ayudaron a sobreaguar a la industria automotriz americana que venía seriamente golpeada, con problemas financieros, tras la crisis de 2008 y que desesperadamente necesitaba incrementar sus ventas en ese preciso momento. El inconveniente con esta ley es que la restauración de autos viejos y antiguos se ha convertido en el gran nuevo negocio de este siglo, es protagonista de millonarias empresas y ofrece múltiples horas de trabajo a la mano de obra calificada. Solo con ver el gran número de programas de televisión, en todos los horarios y el gran número de deslumbrantes subastas por millones de dólares, nos damos una idea de que tan grande es este negocio y cómo es que existen ciertas marcas y modelos que se cotizan mejor que el oro, afirmó David Madeira, presidente y CEO del “America’s Car Museum”, en Tacoma, Washington.
Los estadounidenses tienen un enigmático romance con sus automóviles desde los albores del Siglo XX y miles de ellos guardan la esperanza de tener el tiempo y el dinero suficiente para restaurar o adquirir ese vehículo especial que les recuerda tiempos que no volverán, razón por la cual ese vehículo especial será su única conexión con el pasado. Increíblemente, la conservación y restauración de autos clásicos tiene una demanda tan grande, que está en peligro de convertirse en un arte perdido. “Es un problema real, los restauradores mejor calificados están desapareciendo” dijo Madeira, durante una entrevista para un canal especializado en el último “New York International Auto Show”.
Característico taller de restauración del coleccionista estadounidense promedio |
Exhibición del “America’s Car Museum” de Tacoma, Washington, en el “New York International Auto Show” |
Esta iniciativa se llama el “Programa de Educación Hagerty en el America’s Car Museum” y proporciona subvenciones para financiar programas educativos, becas, pasantías pagadas y aprendizaje para jóvenes entre los 18 y 25 años de edad. Madeira confirmó que el programa ha otorgado más de US$ 2.500.000 en becas y ayudas desde el año 2005. “No todos los coleccionistas de automóviles son como los millonarios que vemos en la televisión, dijo Madeira. Muchos de los propietarios de autos antiguos cuentan solo con medios modestos y quisieran restaurar su viejo Mustang o el Buick que heredaron de sus padres y no les es fácil encontrar a alguien lo suficientemente calificado para hacer el trabajo”, dijo.
Modesto taller de restauración en Harrisburg, Pennsylvania |
Algo más de 100.000 visitantes de 100 países, llegan a SEMA, ávidos de ver las novedades, año tras año |
Estudiantes del McPherson College, en Kansas, recibiendo inducción y práctica |