La Historia de John Coleman y los 3 Intrépidos Austin 7 que llegaron a Colombia en 2013


La Historia de John Coleman / Buenos Aires New York 
(1959-1960)
Investigación y edición Francisco Mejía-Azcárate

John Coleman, quien falleció a los 81 años, el 29 de Enero de 2010, fue un excéntrico profesor, además de un admirado activista político y autor literario, al que su amor por los autos lo llevó a hacer un viaje épico en un frágil y viejo automóvil Austin 7 Chummy de 1925, desde Buenos Aires a Nueva York, en 1959.

John lee un mapa, días antes de salir de Buenos Aires, en 1959
Todo el mundo le aseguraba que la idea de ese viaje era imposible. Sin embargo, inspirado por AF Tschiffely, un escritor suizo que había realizado el mismo recorrido en 1925, pero a caballo, Coleman logró atraer el apoyo de la compañía Austin Motors, la cual le ofreció repuestos y servicio de parte de sus agentes, en los dos continentes americanos. Partió de la capital argentina a finales de 1959, no hablaba castellano y tampoco quiso portar un arma de fuego para su seguridad. Tuvo su primer accidente saliendo de Buenos Aires, cuando su amado Chummy se derrapó en un charco de alquitrán blando. Por poco sufre un volcamiento y se terminó estrellando con un moderno vehículo que pasaba cerca.


Recordando el consejo de no detenerse después de un accidente en Sur América, siguió adelante, cruzando las llanuras cual relámpago hasta que conoció a un viejo veterinario inglés, quién le proporcionó los contactos de algunos amigos para que los tuviera presentes a lo largo del camino en caso de que necesitara ayuda. Aunque estaba bastante mal preparado para cruzar por primera vez los Andes, Coleman siguió adelante por las empinadas carreteras de balastro, zigzagueando lentamente, mientras su Chummy recorría el escarpado y difícil camino en medio de la neblina y el frío penetrante; de repente se le rompió la tapa del radiador y muy angustiado se detuvo a arreglarlo; su angustia se hizo mayor cuando justo en ese lugar pudo apreciar entre la neblina, las incontables cruces que conmemoraban la saga de los que perdieron la vida en el trayecto. Una vez resuelto el problema de la tapa del radiador, se encontró con altos precipicios y fuertes vientos y casi con desesperanza mantuvo la puerta abierta, en caso que viera en la obligación de saltar del auto. Al llegar al pico más alto encontrado hasta el momento -4270 metros sobre el nivel del mar- se detuvo a comer algunos bocadillos y a disfrutar del nuevo récord que acababa de establecer para un Austin 7 Chummy. Al bajar del otro lado tuvo un gran susto, cuando en medio de un estrecho túnel se encontró de frente con un puma. Más adelante por ese mismo camino, estuvo nuevamente en peligro cuando se vio obligado a dar marcha atrás, cuesta arriba, a lo largo de una estrecha cornisa. Una vez sorteó con éxito la gran barrera de los Andes, entró al desierto de Atacama en Chile y mientras la arena blanca penetraba cada hendija y grieta de su destartalado Austin, un fuerte olor a vapor de gasolina era un recordatorio constante del riesgo de un incendio. 

El mismo Austin Seven Chummy modelo 1925, de la travesía, expuesto en dos museos diferentes en la ciudad de Londres
El camino sólo estaba pavimentado en algunos trayectos y a veces desaparecía por completo a causa de los deslizamientos de arena, tierra e inundaciones repentinas. Los restaurantes eran verdaderamente antihigiénicos y las habitaciones, en los pequeños hospedajes, eran desagradables, por lo que en muchas ocasiones optaba por quedarse a dormir en el carro, siempre y cuando se sintiera seguro. Admiraba el espíritu fraternal de la carretera, le llamaba poderosamente la atención de como los demás conductores se detenían a ayudar a los otros conductores en dificultades, muy seguramente una manera de reconocer que la próxima calamidad podría ser la suya. En las grandes ciudades, tanto él y el simpático carrito, eran recibidos como celebridades. Un terremoto en el Perú le obligó a tomar un tren y un camino de piedra que permanecía bloqueado por indígenas indignados lo obligó a tomar un barco desde el Ecuador hasta Panamá, sin detenerse en Colombia.

Aquí aparece Coleman varios días después de haber llegado a Nueva York en Julio de 1960
Pero después de aventuras menos dramáticas finalmente llegó a México, donde el fatigado Austin fue atendido por los representantes de la marca, mientras él se tomaba un merecido descanso en Acapulco, invitado por un reconocido industrial de la televisión. Ya renovado y con el autito en condiciones de rodar en las autopistas del “Tío Sam’’ llegó a Nueva York, el 16 de Julio de 1960, después de recorrer 18.615 kilómetros a través de 12 países. En la capital del mundo el pequeño “pichirilo” se robó las miradas de los cientos de desprevenidos ciudadanos que con curiosidad lo observaban parqueado en las afueras del edificio Empire State. Después de una recepción oficial fue invitado a quedarse con unos amigos y luego apareció en el programa de concurso “To tell the Truth” (A Decir la Verdad) en la televisión nacional, espacio en el que se ganó una buena suma. Con ese dinero, Coleman, decidió tomarse un tiempo y escribir el relato de su travesía. El libro se llamó “Coleman’s Drive” el cual salió a la venta en 1962.

John Coleman, al lado de su famoso ’pichirilo’, en una exposición cerca a Manchester en 2002
Caratula del libro que cuenta la historia de la travesía

Los 3 intrépidos Austin 7 en Colombia (2013)
Crónica de Hugo Suárez Fiat

San Juan de Pasto, Popayán, Santiago de Cali, el OCCCCC, CALIWOOD, la Hacienda La Teja, Tuluá, Zarzal, Medellín y la Fundación Museo de Transporte de Antioquia vibraron la semana pasada con la llegada a Colombia del trío de automóviles de la marca Austin 7 que realiza el Rally 2013 desde Buenos Aires hasta New York City y cubre 11.000 millas, unos 17.600 kilómetros. Los valientes ruteros ingleses, quienes rinden un afectuoso homenaje a la memoria de John Coleman, mencionado en el artículo de arriba, son Jack Peppiatt (profesión Carpintero) y su esposa Amanda Peters (Bibliotecaria de la Universidad de Oxford), quienes se turnan en la conducción del Austin 7 color azul de placas: HSJ180; Diana Garside (profesión Médica toxicóloga forense) al mando del Austin 7 color negro convertible de placas VW8111 y Stan Price (profesión Contador Público) en la cabrilla de su Austin 7 color negro de placas XJ1877. Los dos últimos viajan en solitario. Los Austin 7 poseen motores de 700 centímetros cúbicos, usan llantas y rines similares a los que mueven las motocicletas y sus frenos son articulados con varillas. Para darle encendido al motor se hace girar la manivela instalada debajo del radiador. La velocidad máxima de crucero de los autitos es de 60 kilómetros por hora. Un tanque lleno de gasolina de un Austin 7 carga 5 galones de combustible, lo cual le rinde para recorrer 160 millas o sea unos 256 kilómetros. Durante el recorrido por América del Sur los pilotos hacen uso de las tácticas y la logística implementada por los convoyes terrestres aliados durante las operaciones bélicas realizadas en la 2a. guerra mundial. Una de las reglas de oro es que no puede existir una distancia mayor a la medida de cuatro automóviles entre uno y otro vehículo, durante el desarrollo del Rally. Los conductores siempre tienen que tener los otros vehículos a la vista. En San Juan de Pasto Jaime Arturo y María Eugenia Chacón Legarda, en conjunto con otras personas, se convirtieron en excelentes anfitriones de los aventureros venidos de la lejana Albión y anunciaron la llegada del sorprendente grupo humano a Colombia.

Jaime y María Eugenia recibieron a los ingleses en Pasto. Los acompañan familiares
María Eugenia y Diana, la piloto inglesa, quién viaja en solitario en su Austin convertible, durante su visita a Pasto
Después de dejar Pasto, dónde fueron atendidos con gran lujo de detalles, los ingleses llegaron a Popayán, indicando que para cubrir el trecho entre una y otra de las capitales de la región sur occidental de Colombia, se demoraron 11 horas. En la ciudad blanca Enrique "Kike" Perdomo se convirtió en su "ángel mecánico" y con la mayor propiedad les prodigó atención especializada urgente, eficiente e inmediata.

Los 3 Austin 7 durante su visita a la sede de CALIWOOD el Museo de la Cinematografía
A su arribo a Cali, el miércoles 10 de marzo, los directivos del Obelisco Classic Car Club Cali Colombia OCCCCC ofrecieron a los ingleses un agradable almuerzo en un restaurante emblemático de la ciudad y los acompañaron durante la visita programada al recién abierto Museo de la Cinematografía CALIWOOD. Durante la presentación del museo los pilotos expresaron gran admiración por la colección que expone el nuevo espacio cultural y afirmaron que nunca se hubieran imaginado que en Cali existiría un lugar de tales características y que pensaban que una oferta similar, sólo estaría reservada a los países de Europa.

Los directivos del OCCCCC recibieron a los ingleses con gran regocijo
A continuación de su periplo por Cali Francisco Mejía-Azcárate y Ramón Elías Borja Hoyos, directivos del OCCCCC, guiaron a los tres Austin 7 por las autopistas de Valle del Cauca, con destino a la legendaria, histórica y hospitalaria Hacienda La Teja, el hostal del siglo XIX en el que pernoctó Simón Bolívar, en dos oportunidades.

Hacienda La Teja, sede social del OCCCCC, sitio histórico donde se hospedaron los ingleses
Diana, Stan, Amanda y Jack a su llegada en los Austin 7 a La Teja
En el comedor colonial de la Hacienda, iluminado con los objetos históricos que en vida le colocó doña Alba Teresa Azcárate de Mejía, les fue ofrecida una deliciosa cena típica vallecaucana. Al día siguiente los rallistas partieron y fueron despedidos con un desayuno bien "trancado". Después atravesaron Tuluá (lugar dónde Hernando Puerto les dio un cálido saludo al borde de la carretera) y luego llegaron a Zarzal. En esta última les dio la bienvenida Cesar García, organizador del desfile de autos antiguos y clásicos que tendrá lugar en esa población el domingo 19 de mayo de 2013.

Los Austin a su paso por la Autopista que de Tuluá conduce a Zarzal
César García, líder cívico zarzaleño, saluda a los ingleses a la vera de la Autopista
Luego de visitar Zarzal tomaron rumbo hacia Medellín, la capital de Antioquia, lugar en el que el viernes 12 fueron recibidos por Juan Guillermo Correa Presidente de la Fundación Museo de Transporte de Antioquia, Luis Alberto Moreno Ruiz, Director de la Institución y Andrés Múnera funcionario de la misma, a quienes los acompañó un grueso número de aficionados a los autos antiguos y clásicos de la capital antioqueña y los socios de los Clubes Clam y Acla, quienes se acompañaron de algunos automóviles históricos de la década del veinte y les dieron una cálida e inolvidable bienvenida al grupo de esforzados y pacientes pilotos.

Luis Moreno y Herman Gutiérrez dan el saludo de bienvenida a los ingleses en la sede del Museo de Transporte de Antioquia
Durante su estadía en Medellín, por una cortesía de los anfitriones, los ingleses se alojaron en un reconocido hotel de la capital paisa, que el año pasado logró el 1er puesto como la metrópolis más innovadora del mundo. En su trayecto a Cartagena los ingleses fueron recibidos y guiados por Rodrigo Hernández Falla el extraordinario anfitrión oriundo de Sincelejo. El destino final de los anflosajones es la plazoleta de Times Square, en New York, sitio dónde piensan llegar a finales de mayo de 2013, después de atravesar Colombia, los países de Centro América, México y la costa oriental de los Estados Unidos de América.

Los 3 Austin descansan en el Museo del Transporte después de coronar el Alto de Minas
Vista posterior del Austin 7 de Jack
Rodrigo Hernández recibe a los ingleses en su Ford 1928 al paso por Sincelejo
¡ Have a safe trip and enjoy a great Rally !

Más sobre los 3 Austin 7

Si desea conocer información adicional sobre la fantástica aventura emprendida por los ingleses consulte las siguientes páginas: 
www.austinsinamerica.co.uk y 
http://www.retrovisiones.com/2013/01/aventuras-en-austin-seven/


Crédito fotografías: Francisco Mejía-Azcárate; Andrés Múnera; César García; Rodrigo Hernández Falla; Gloria Escobar