Historia de mi vida por el Chevrolet Corvette 1962

El Chevrolet Corvette es el automóvil deportivo de mayor longevidad en USA, pues la marca estadounidense sigue fabricando sus modelos merced a una gran evolución en el diseño a lo largo de varios lustros. El Corvette original fue el C1, concebido en la fábrica de Flint, en Michigan, que vió la luz en el año de 1953, gracias al trabajo de ingeniería de Harley J. Earl. La primera versión incorporaba el motor llamado “Blue Flame” de 6 cilindros, que la General Motors ya había probado en otros vehículos de su empresa matriz. Un par de años después se sustituiría por un motor de 8 cilindros. El Corvette original, fabricado en fibra de vidrio y confeccionado a mano, se estrelló en el mercado, debido a su elevado precio en comparación con el resto de las marcas americanas de la época. Hoy en día es una anhelada joya deseada por los coleccionistas más expertos. Tras el cambio que se realizó en el  motor, la incorporación de un sistema de inyección de combustible mecánico y el rediseño de la carrocería, con sus características cavidades laterales, las ventas del Corvette comenzaron a despegar. La modificación del modelo potenció sus características deportivas, volviéndose un producto más atractivo para el consumidor americano. También sufrió una gran transformación cuando surgió la segunda generación, a principios de la década de los sesenta. El modelo C2 adoptaría el diseño de carrocería conocido como Sting Ray. La evolución del vehículo ha continuado durante más de cincuenta años, durante los cuales se han visto pasar hasta seis generaciones de Corvettes y se han vendido más de un millón de unidades de las distintas versiones, que han ido perdiendo en potencia, pues ahora importa menos la velocidad que pueda alcanzar, que su significado como símbolo de un notable estatus social. El coleccionista más importante de Corvettes en los Estados Unidos de América, a quién tuvimos la oportunidad de conocer personalmente, es Rick Treworgy, un restaurador profesional que posee uno de cada uno de los modelos de los Corvette producidos en la historia, los cuales expone en su museo privado instalado en la ciudad de Punta Gorda en la Florida americana (Ver historia en el Blog del OCCCCC). En Cali, Colombia, se destacan, muy especialmente, el bellísimo Corvette de Omar Eljach, de color azul cielo y blanco, bellamente restaurado por Omar, hace unos seis años, precisando que el auto corresponde a un modelo de 1958 y que todas sus partes son absolutamente originales de fábrica, sin excepción alguna; el Corvette, color rojo tomate, de Ciro Cabal y Juan Manuel Cabal, originalmente de su padre y abuelo don Oscar Cabal Cabal (q.e.p.d.) quién lo importó al país, modelo de 1972, el cual no marca en su odómetro más de 55.000 kilómetros y es, muy probablemente, el ´Vette menos usado de todo Colombia; el Corvette de Rodrigo Sarasti Jr., modelo de 1958, recientemente importado del país del norte y el legendario Chevrolet Corvette, modelo 1962, color gris plata, de propiedad del carismático José Rafael Ortiz Coral, el “Capi Ortiz”, vehículo importado en la época de su fabricación por la General Motors por don Enrique González Caicedo (q.e.p.d.), su primer dueño. El Corvette de Ortiz Coral trae consigo un impresionante palmarés e historial deportivo, que incluye la participación en numerosísimas carreras y rallys. Después de muchos años de competencia y de sufrir los avatares y los golpes generados por las numerosas participaciones, en todo tipo de desafíos, el Corvette 1962 de Ortiz Coral fue restaurado en el taller de Darío Giraldo, quién contó con la asistencia profesional de Hugo Suárez Fiat, en la reparación de la carrocería de fibra de vidrio. Hugo se ayudó con las copias de los planos del deportivo que le facilitó Luis Guillermo González, “El Chino”,  el ilustrísimo restaurador paisa. A continuación presentamos el Corvette 1962 del  “Capi Ortiz”...

Aplicación de la fibra de vidrio en el ´Vette 62
Corrección del guardabarros trasero
Enderezada de la trompa y del capot
Emblema
Stops del Corvette 1962
Bisagra de la tapa dónde se oculta la carpa
Tablero y cabrilla deportiva de color rojo
Detalle del acceso al tanque de gasolina
Copa Deportiva emblemática
La marca Corvette detrás del asidero del tablero
Las banderas que identifican al deportivo
Trompa del Corvette con sus placas de antiguo
Visual del habitáculo del conductor y el pasajero
El color gris plata al caer la tarde
Costado Izquierdo del Corvette
Silueta del biplaza convertible 1962
Al Corvette 1962 le encanta el trópico
 
Entrevista en la Revista Motor año 2005
 
Pregunta el Reportero Fabio de la revista Motor al Chevrolet Corvette modelo 1962, de apellidos Ortiz Coral...
 
¿Como ha sido tu vida, desde que llegaste a Colombia?
 
Mire señor Fabio, la cigüeña me trajo a la ciudad de Cali, Colombia, a finales de 1962, a un hogar feliz, muy dulce y de ancestros, con dos ingenios y una colombina. Me convertí en la admiración de los hombres, en la envidia y el agradecimiento de la mujeres y no se imagina la excitación que produje en los niños. Los primeros por las bien formadas curvas de mi flamante carrocería, las segundas porque suspiraban por tenerlas y por fea que fuera, levantaba más que un piropo bien gallardo y en los niños, porque jugaban conmigo y me consentían con sus manos suaves y me llenaban de besos y abrazos. Para mí, la época de los sesenta, fue verdaderamente inolvidable. Posteriormente un señor encopetado, además de cachaco, se enamoró de mí y al fin y al cabo “Majito”, logró convencer a mi padre don Enrique González Caicedo, para llevarme a la fría Bogotá, en donde la altura, no me dejaba desarrollar mi musculatura,  los 340 HP; sin embargo, como me ajustaron, hasta el último de mis chicleres, pude responder inmediatamente a la pata del Majito, quien la tenía bien pesada y me exigía el máximo de caballaje, con tal de a sus amigos, inclusive uno con un Oldsmobile  442, año 1971, en cuanto Kilometro contra reloj se organizara. Recuerdo como anécdota interesante, que tuve el honor de rastrillar y quemar llantas, en la ceremonia de inauguración del primer autódromo colombiano, el “Ricardo Mejía” y no pasé inadvertido, ante los volantes internacionales y campeones mundiales de automovilismo, como Graham Hill de Inglaterra, Pescarolo y nada más y nada menos que ante el constructor de la Formula 1 don Frank Williams. Mientras tanto un terco corredor de autos, venido del sur de Colombia, me tenía en la mira y ahí si fue Troya, pues su tenaz insistencia logró convencer al Majito para que se produjera un nuevo cambio de hogar y claro, que cuando conocí a su señora bonita y a mi nueva familia, me prendé de ella y me convertí en su inseparable amiga y en ese instante supe, que nunca más iba a cambiar de hogar y que volvería a mi tierra anhelada, la alegre Santiago de Cali.
 
Cómo es actualmente un día tuyo?.
 
Me mantengo en salones de belleza entre semana, para salir de paseo el sábado y el domingo. Cada año me encuentro con mis amigos los Porsche, los Jaguar  y las amigas que no me faltan, como las Mercedes y las Mini. Como me estaba aperezando, con ocasión del 25 aniversario del “Circuito San Diego”, me subieron a Bogotá y en el Autódromo de “Tocancipá” logré arañar un tercer puesto, compitiendo con Alfas, Mercedes 450 y un soterrado Shelby Cobra, escondido sutilmente bajo el cascarón de un Ford Mustang, que nos dio sopa y seco, libre de polvo y paja, a todos los competidores. Fabio, te ofrezco disculpas, pero debo de irme, tengo que prepararme para un riguroso examen de grado, para poder conseguir el calificativo de Auto Antiguo y Clásico y según el “chisme”, dicen mis amigos, uno de los inspectores es el Presidente del Club, quién tiene fama de ser exigente y purista, al punto de que si el auto no cumple con la originalidad requerida por las normas, no se me asignan las placas de mis sueños y quedo fregada. Chau.

Radio y consola
Emblema deportivo
El Capitán Jose Rafael Ortiz Coral, propietario del Chevrolet Corvette 1962