La Historia de Roger Barr

Por: Francisco Mejía-Azcárate
Todos lo conocemos como "Roger", el mecánico a veces divertido, a veces cascarrabias (y a menudo ambos) de más de 80 años en “Buscando Autos Clásicos” (Chasing Classic Cars) del canal Turbo (Velocity).

Roger Barr, el carismático mecánico de la serie “Buscando Autos Clásicos”
Roger es uno de esos mecánicos clásicos que todos los que estamos en el hobby quisiéramos tener de vecino, siempre resulta dando justo en el blanco y aportando soluciones mecánicas que solo un hombre de su trayectoria y experiencia puede conocer. Con una mirada picara y una actitud voluntariosa y jovial este octogenario siempre tiene la solución y aporta una inusitada chispa graciosa al siempre serio Wayne Carini. ¿Qué tan bien hace su papel? Lo hace tan bien, que Roger ha sido nominado en varias oportunidades para obtener un Emmy como ‘Mejor Personaje Secundario’ en una serie continua, que ya este año llega a su temporada #15.



Tener el programa en el canal Discovery Turbo (Velocity) es de por sí, una maravilla. Sin embargo, se necesita algo más que un canal con un nombre apropiado y un título pegajoso para tener éxito. Para lograr este nivel de éxito se necesitan personas interesantes y escenarios fascinantes, aparte, por supuesto, de una buena edición, excelentes equipos de filmación y detalles tan ‘sencillos’ como que cada capítulo sea filmado en HD.

Wayne Carini es, sin lugar a dudas, la fuerza detrás de gran parte del éxito de la serie “Buscando Autos Clásicos”, en él se ve el personaje de alguien que realmente conoce los autos de época (clásicos o no) por dentro y por fuera. Con 40 años de trayectoria, Wayne ha acumulado una gran cantidad de conocimiento sobre automóviles y ha podido compartir fácilmente esa información con el público de una manera que es fácilmente digerible, incluso para los neófitos. La sinceridad que pone sobre la mesa es lo que se necesita para darle la credibilidad y la confianza que compradores y vendedores le procesan. Es claro que aunque Wayne es un hombre de negocios, siempre está dispuesto a que ambas partes ganen. Esa es la razón por la que muchos lo buscan y le confían sus automóviles. Otra curiosidad es que nunca revela los montos por los que negocia los vehículos, a excepción de las subastas donde el valor se hace público.

Otro personaje que durante años ha venido sumando ‘fans’ y audiencia es el carismático Roger Barr. Roger tiene una historia aún más larga de trabajo en automóviles que Wayne Carini. La experiencia en mecánica automotriz de Roger le agregó otro nivel de autoridad al programa. La actitud tranquila que Roger le imprime a cada situación le da el adecuado equilibrio a los problemas que se presentaban en el taller “F40 Motorsports”.

Roger era de la cuerda del padre de Wayne, un reconocido restaurador de Nueva Inglaterra, por lo que Wayne y Roger se conocen desde que Wayne era un niño. En varios artículos he leído que Roger no cobraba por trabajar en “F40 Motorsports”, ni por aparecer en “Buscando Autos Clasicos”, que lo hacía por la dicha de trabajar en lo que más le gusta, pero esto no lo pude confirmar como 100% verdadero.

Aquí con Wayne Carini, el siempre recursivo Roger trabaja en el Packard Phaeton que fuera de FDR
Un programa en el cual Roger demostró su gran talento como mecánico se dio en la temporada #12, cuando oficiales del Estado de Nueva York, enviaron al taller “F40 Motorsports”, en Portland, Connecticut, el automóvil Packard Phaeton, Model 905 (estilo de carrocería 570) del año 1932, que fuera el automóvil personal de Franklin Delano Roosevelt, (FDR) cuando era gobernador del Estado de Nueva York, para que volviera a funcionar. La trampa era que debía ponerlo a punto en 12 días para que el gobernador Andrew Cuomo pudiera conducirlo a través del nuevo puente ‘Tappan Zee’, llamado oficialmente puente “Gobernador Mario M. Cuomo” en honor al ex-gobernador de Nueva York, Mario Cuomo, padre del actual mandatario del Estado de Nueva York.

Ese no fue un trabajo fácil, pues aunque el Packard se veía muy bien, llevaba muchos años sin funcionar mientras era exhibido en el “New York State Museum” de la ciudad de Albany, capital del Estado. Así que luego de recibir las recomendaciones debidas de su jefe Wayne Carini, Roger, se le dedicó tiempo completo.

Empezó por reconstruir el carburador y aceitar las culatas. La reconstrucción del carburador fue todo un reto, pero la experticia de este ‘viejo zorro’ de la mecánica salió a flote y el famoso automóvil cruzó el puente, siendo conducido por el propio Gobernador Andrew M. Cuomo, y luciendo esplendoroso, completamente operativo, y estrenando neumáticos como cuando salió de la planta de ensamblaje en 1932.

El Gobernador de Nueva York Andrew M. Cuomo, inaugurando el nuevo puente ‘Tappan Zee’ en el Packard 1932 de FDR, vuelto a la vida por Roger Barr
Luego, tras indagaciones periodísticas los medios de comunicación en Nueva York se preguntaban por qué el estado tuvo que pagar US$ 10.439, por arreglar ese automóvil, y porque lo hicieron en otro estado. Los asesores del Gobernador Cuomo, amablemente explicaron la razón por la que se eligió al taller de Carini. Su trayectoria de muchos años en el oficio, (y la de su padre antes que él) ha sido prenda de garantía siempre y ha hablado por sí misma durante décadas, calificándolo perfectamente para trabajar en un automóvil de tanto valor histórico.

El carismático Roger Barr a menudo tiene las dos manos ocupadas, una cara amable, y algunos comentarios sobre el proceso en el que está involucrado en ese momento, lo que es toda una bendición para nosotros los espectadores porque nos guía y nos enseña la mecánica tradicional de los autos de época. Su queja más usual es que por la dinámica del programa televisivo pasa de un trabajo a otro y tiene muchos "trabajos en progreso". Jocosamente dice “a la edad que tengo, si empiezo a trabajar en un automóvil me gustaría terminarlo antes que me llamen de allá arriba”.

Roger Barr, con sus manos ocupadas y su mente puesta 100% en el trabajo
LA SALUD DE ROGER: Los problemas de salud de Roger comenzaron en agosto de 2017, cuando sufrió una severa infección en una de sus piernas, y una vez superó ese ‘impase’ empezó a tener problemas con sus rodillas y no pudo estar en el programa tanto como él y Wayne Carini hubiesen querido, ya que debió ser hospitalizado cuatro semanas, sin embargo, al recuperarse volvió a ‘F40 Motorsports’, en el mes de noviembre.



Un accidente en el taller, lo volvió a marginar por un tiempo. Los problemas con sus rodillas empezaron a ser cada vez más apremiantes y en octubre de 2018, le fue reemplazada la rodilla izquierda. Una vez superada la fisioterapia se sintió tan bien que en 2019, se sometió nuevamente a cirugía para que le reemplazaran la rodilla derecha. Roger, nacido en 1936 (hace 84 años) estuvo ausente durante muchos capítulos de la temporada # 14.


A pesar de haber estado presente en la serie desde 2008, para el año 2020, decidió no regresar al programa y “Buscando Autos Clásicos” se quedó sin una de sus estrellas principales. Sin importar la ausencia, la amistad, el cariño y el respeto que Wayne procesa por Roger y por sus conocimiento en mecánica automotriz se mantienen vigentes hasta el día de hoy.

SU HISTORIA PERSONAL: Su historia nos cuenta que creció en Staten Island. A los 4 o 5 años, comenzó a andar por el taller del barrio ‘Joe’s Garage’. "Mi madre lloraba todos los días cuando llegaba a casa cubierto de grasa y aceite", dijo en una entrevista que le hiciera Bill Griffith, el 28 de julio de 2018, para el magazín virtual “New England Motor Press Association”, de la cual recojo algunos apartes:

Cuando Roger tenía 6 años, su padre se cansó de las constantes preguntas de su hijo sobre todos los temas y señaló todos los libros de su casa. "Las respuestas están ahí", dijo. “Cualquier automóvil exótico o novedoso que rodara cerca de donde yo me encontraba, inmediatamente llamaba mi atención, me encantaba escucharlos, y fue así que aprendí a distinguir los Auburn, Cord, Packard y Dusenberg. Cuando Joe sincronizaba un Packard V-12, realmente ponía un vaso de agua sobre el motor y agonizaba si en el vaso el agua producía ondas. El suyo era un taller de una bombilla, sin calefacción, no tenía nada realmente sofisticado, pero era él verdaderamente talentoso. Recuerdo que siempre tenía un cigarro ‘White Ow’l, pero no estoy seguro de si los fumaba o solamente los masticaba". "Toda la vida he tenido un problema importante con la dislexia", dice Roger, "pero aprendí a leer creando mi propio alfabeto. Sin embargo, soy incapaz de deletrear". 


Cuando informó a sus padres que quería ser mecánico de aviación, su padre se mudó con la familia a Nueva Jersey, muy cerca de la estupenda escuela “Paterson Tech”. El problema fue que Roger debería pagar los US$ 450 que costaba la matricula. "Hice muchos trabajos", dice, "pero cuidar niños a US¢ 75 por hora, era el mejor".

Roger se graduó en 1953, como mecánico de aviación y obtuvo su licencia de A&E, lo cual lo calificaba para trabajar en motores y fuselajes. "En mi último año, mi maestro de tecnología de aviación me puso en la lista para ir a hacer una pasantía al aeropuerto de Teeterboro, en Bergen County, Nueva Jersey, durante cinco días, y trabajar cuatro horas al día, de esa manera clasifiqué para esa licencia", dice. "Significaba que podía reparar aviones en lugar de simplemente ponerles combustible y hacerles los servicios. "Sin esa licencia, hubiera sido un soldado más en Corea", dice. "En cambio, me recibieron como mecánico de aeronaves y me preguntaron dónde me gustaría estar estacionado. Miré el mapa y elegí Alemania, lo más lejos que pude de Corea”.

En un Super Sabre en Alemania cuando era mecánico de la USAF y con el nieto en un museo de aviación en Connecticut
Estacionado en Alemania, trabajó en aviones F100 Super Sabre, y recibió una introducción a las carreras de autos deportivos, sirviendo como conductor suplente para los grandes equipos de carreras de clubes, una invitación que se ganó a pulso al participar competitivamente con autos MG contra los más veloces Porsche.

En sus años mozos cuando corría en Europa // Sus autos expuestos
En algunas de esas carreras, cuando uno de los pilotos oficiales se chocaba o el carro se le averiaba, él tenía que subirse al auto de repuesto y llevárselo al piloto. “Era el conductor, no el automóvil, quien ganaba la carrera", dice Roger. "Así que tenía que salir de mi auto, a menudo en la pista, y caminar de regreso [a los pits] en casi todas las pistas de Europa, tuve que hacer eso.

Si quieres aprender a conducir bien, tienes que sintonizarte con la mentalidad europea, eso es: arrancar sin potencia y aprender a hacer que ese auto vaya rápido”. Aun así, por sus venas todavía quedaba algo de sangre ‘hot rod’ de su pasado, después de haber construido un Ford de 1934, con un motor Oldsmobile V-8, sin embargo, las carreras de autos deportivos era lo que más lo motivaba, participando en diferentes circuitos de carretera a bordo de autos MG TD y MGA.

Él trajo a casa consigo ese conocimiento de las carreras y un talento innato para inventar ‘trucos del oficio’ y se fue a trabajar en la planta de motores de Pratt & Whitney, ubicada en el sitio donde hoy se encuentra Rentschler Field en East Hartford. Trabajó haciendo las pruebas que determinarían cómo hacer para que los motores a reacción sobrevivieran a los choques de aves. "A los amantes de los animales no les gustaría, pero atrapábamos a las gaviotas en una red de cohetes, luego las disparamos desde un cañón directo a los motores", dice Roger. "Las cámaras de alta velocidad nos mostraban por donde entraban y como era que dañaban los motores".

En Pratt & Whitney, estuvo a cargo del equipo que debía encontrar la solución desde el punto de vista de ingeniería para hacer que las cuchillas de las turbinas fueran lo suficientemente flexibles como para sobrevivir al choque con las aves, pero el proceso no fue agradable. “Esto en tiempos de verano era peor. Las entrañas de las gaviotas dejaban el ambiente con un terrible hedor. Atraparlas tampoco era fácil. Las gaviotas se defienden defecando en sus alas y lanzando el excremento contra ti”.

Esta es la antigua planta de Pratt & Whitney Aircraft Company en East Hartford, Connecticut

Con el humor que lo caracteriza, dijo: “Al final entendí que era preferible trabajar con los cupés que con los Gullwing”. (Como decimos en Cali: el que lo entendió, lo entendió). En sus ratos libres era un ávido participante en las carreras de Fórmula Vee o Fórmula Volkswagen y Fórmula B; También enseñó ingeniería, mientras operaba su propio taller y, en sus años de "retiro" estuvo trabajando en ‘F40 Motorsport’ con Wayne Carini, durante algo más de una década.

Es esta fotografía se puede ver a Roger en una competencia de Fórmula Vee
Roger comenzó su propio negocio de una manera modesta, reparando los vehículos de sus compañeros de oficina que constantemente le pedían que se los arreglara. La fama de buen mecánico fue creciendo y eso lo llevó a abrir un taller llamado “The Foreign Car Shop”, en Glastonbury, CT, en donde había un curioso aviso que decía: ‘NO FRENCH CARS ALLOWED’. "Logré perder dinero, pero al menos era dueño del edificio, el cual finalmente logré vendérselo al concesionario Volkswagen de Gene Langan”.

Después de esa odisea emprendedora, enseñó durante una década en la prestigiosa Brown University, en Providence, Rhode Island, y otros cinco años en la Universidad de Hartford, Connecticut, guiando a estudiantes de ingeniería en la competencia nacional de construcción de automóviles de Fórmula SAE. El programa, iniciado por la Sociedad de Ingenieros Automotrices, que evalúa las habilidades de los equipos en ocho diferentes áreas.

"Deben diseñar un vehículo, hacer un análisis de costos y fabricación, hacer una presentación, luego probar la aceleración, la economía de combustible, la resistencia, la maniobrabilidad. Los estudiantes que realmente se involucraron, estaban fascinados con el proyecto", dice Roger. "Esos fueron los jóvenes que consiguieron trabajos sobresalientes".

Estudiantes de diferentes universidades estadounidenses compiten en la Fórmula SAE
Después de la graduación, muchos de estos jóvenes se llevaron bien aprendidos muchos de los trucos de un ‘viejo zorro’ como Roger, esos mismos trucos que Roger hizo para que su auto de ‘Formula Vee’ fuera lo suficientemente rápido como para ganar un par de campeonatos en el noreste.

ROGER BARR, HOY: Roger, en algún momento de su convalecencia decidió que era hora de dejar a su amigo de siempre Wayne Carini, y retirarse del elenco de ‘Buscando Autos Clásicos’. Descansó por unos meses y aceptó una oferta de trabajo en “The Paddock Classic Cars Restorations” localizado en: 285 Columbus Boulevard, New Britain, Connecticut. Este es un taller de altísima calidad, especializado en restauraciones parciales o completas, con profesionales especializados en carrocería, pintura, reparación de motores, tapicería, y mecánica general.

El lunes 8 de junio de 2020, la Gerencia General de “The Paddock”, escribió en su página de Facebook, el siguiente comunicado: ¡Roger Barr se ha unido al equipo de autos clásicos de Paddock! Estamos muy emocionados de tener a alguien con el conocimiento, habilidades y experiencia de Roger uniéndose al equipo en “The Paddock”. Hemos sido afortunados de que Roger estuviera disponible y con ganas de encontrar un trabajo desafiante. En “The Paddock”, hacemos todo lo posible para garantizar un ambiente de trabajo seguro, cómodo y amigable para todos nuestros empleados y nos agrada saber que Roger encaja bien!
¡Bienvenido Roger!

El jueves 11 de junio, fue su primer día en “The Paddock” – según el relato en la página de Facebook del mismo taller, donde había esta nota: “Día de mudanza para Roger. Encontramos el rincón más oscuro y sucio que pudimos para que Roger se sintiera a gusto. Ese es su ‘nuevo’ banco de trabajo de alrededor de 1960 y una muy sustancial prensa en el fondo.

Roger y con el joven y talentoso Pica, (con tapabocas) trabajando en un Ford Anglia Super, modelo 1963
Roger, disfrutando de las famosas palomitas de maíz (crispetas) de Paddock
Aunque nunca he tenido la fortuna de conocerle en persona, haberlo visto durante tantos años en el programa “Buscando Autos Clásicos” me hace sentir como si fuera un viejo amigo. Me imagino que así como yo, muchos entusiastas del programa y amantes del hobby de los autos de época, lo vamos a extrañar. Solo me resta por decirle: Gracias por tus enseñanzas Roger, fue un placer haberte conocido.