¡ La rivalidad entre los Clubes permitió que se destruyeran 53automóviles Packard !

Investigación y Edición: Francisco Mejía-Azcárate 
La historia de los automóviles Packard es verdaderamente asombrosa y el sinnúmero de aciertos y desaciertos a lo largo de su vida, como empresa, terminó por dar al traste con la emblemática automotriz americana. A esta marca, nacida el 6 de noviembre de 1899, día en que sacó a la venta el primer automóvil y que por más de 50 años se consolidó como un referente de exquisitez y calidad automovilística, le siguieron pasando cosas tristes, inclusive después del 13 de julio de 1958, cuando definitivamente cesó la producción de los Packard. Para ilustrarlos les contaré esta historia que tuvo lugar en el Sur de California en 1977, la cual está originada en la avaricia, el egoísmo y la soberbia, circunstancias que se repiten con frecuencia en distintos clubes e instituciones del mundo, con consecuencias lamentables e irreversibles para un hobby que debería unir a todos sin excepción.

Packard Clipper Coupé, modelo 1955 
Packard Patrician modelo 1954 
Cuenta la historia que Bill Huffman, coleccionó automóviles Packard por casi 20 años. Los compraba en condiciones aceptables, a precios relativamente bajos y los llevaba uno por uno a un depósito enorme que tenía en el Desierto Mojave, al Este de la ciudad de Los Ángeles. Huffman siempre pensó que al desaparecer la marca, en un futuro no muy lejano, los Packard iban a empezar a interesarles a los coleccionistas y en ese momento sus precios serían muy elevados. Por muchos años soñó con hacer una fortuna basada en la paciencia y en sus antiguos Packard pero un día, apareció un caballero y lo convenció para que se los vendiera, ocurriendo que el comprador le prometió que los restauraría todos y los exhibiría. Bajo ese precepto aceptó venderlos y dejó ir su maltrecha colección de más de 150 automóviles Packard. Uno a uno fueron saliendo de su polvorienta sede y luego fueron transportados hasta un lote urbano en Los Ángeles, sitio en el que el comprador los puso en venta en el estado en que se encontraban, incumpliendo lo ofrecido a Huffman.

Packard 400, modelo 1952
Packard Super 8, modelo 1950 
Packard Patrician, modelo 1953
Packard 250 Mayfair, modelo 1952 
La venta era lenta, porque la gran mayoría de los carros se encontraban en su estado original y la idea era que quien los comprara los restaurara. Los primeros en encontrar dueños nuevos fueron los Packard clásicos con motor V-12 y los Súper 8, que se fueron quedando en manos de restauradores y coleccionistas reconocidos, pero cuando aún quedaban por enajenarse unos 100 Packard, entre ellos 18 Packard Caribbean, las autoridades locales incrementaron los impuestos zonales, cambiaron el uso del suelo y empezaron a ejercer presión legal para que el lote que ocupaban fuera desocupado por carecer de una licencia de funcionamiento y como consecuencia de las nuevas leyes modificaron el uso del suelo.

Dos automóviles Packard Sedán, modelo 1958 
La manera más simple para darle gusto a los oficiales locales, cumplir con la ley y evitar cuantiosas multas, era la de destruir los aproximadamente 100 Packard que aún no se habían vendido. Ante una última petición para evitar tener que destruirlos, el dueño logró una semana más de plazo y las autoridades le permitieron hacer una subasta para que invitara a los dos clubes de Packard de Los Ángeles. No obstante el dueño de los autos solo informó de la subasta a uno solo de los clubes, quienes guardaron silencio al respecto, de tal forma que ellos tuvieran la opción de adquirir los mejores.

Estas fotos fueron tomadas por Leon Dixon, minutos antes que un guardia de seguridad trató de arrebatársela y lo expulsara del lugar 
Cuando el otro club se enteró, la subasta ya estaba en proceso, con el antecedente que los mejores carros ya habían quedado en manos del otro club, sin embargo , en ese momento eso parecía no importar, porque lo importante era salvar los carros que aún quedaban, pues lo aún no subastados serían destruidos a los 2 días de concluida la subasta. El segundo club, pidió en vano alargar el tiempo de la subasta, para examinar los carros y encontrarles compradores, pero las autoridades se negaron. No importó el lobby que hicieron con otros clubes del país, incluidos seis clubes de las ciudades de Nueva York, Filadelfia y Chicago. Leon Dixon, quien para la época era el editor de la revista “Southern California Packard News” tomo las fotos expuestas en este artículo y escribió en su revista: “llegué al patio de demolición justo a tiempo para ver como un elegante Packard Patrician, modelo 1953, era aplanado como una galleta y apenas tomé la primera fotografía, apareció un caballero de cara colorada y muy enfadado trató de quitarme la cámara, mientras me preguntaba ‘quién diablos era yo’, finalmente me agarró la cámara y en el forcejeo la cámara se abrió y algunas fotos se velaron, pero luego de retener mi cámara seguí tomando fotos”… “una vez aplanados, eran pasados a una horrible máquina que los convertía en pedacitos de metal. Así fueron destruidos 53 hermosos y elegantes Packard, muchos de los cuales solo necesitaban una batería para darles arranque, ni siquiera les importó que se tratara de un Clipper sedán modelo 1956 o un convertible modelo 1953, esas máquinas y los hombres que las conducían parecían animales rabiosos”.

Una cama baja transporta los antes valiosos Packard, aplastados y listos para convertirlos en tiras de chatarra
Increíblemente, la rivalidad entre dos clubes de una misma ciudad, permitió que por una orden judicial se destruyeran 53 hermosos y emblemáticos automóviles Packard en buen estado, muchos de los cuales estaban completamente operativos y en estado original. Lo aquí plasmado es el triste resultado que se da cuando se juntan un comerciante avaro y “avivato” con los inescrupulosos miembros de un club, quienes se creen eruditos plenipotenciarios, cuando en realidad son unos simples “seudo eruditos” que atropellan y entorpecen el desarrollo de los otros clubes dedicados al hobby. La envidia, la ignorancia y la megalomanía de algunos miembros de clubes de todo el mundo, causan este tipo de sucesos dolorosos que marcan con un punto negro este maravilloso hobby. La pérdida de los 53 automóviles marca Packard fue irreversible e impidió a las generaciones que llegarían después, el poderlos ver, ya sea en su estado original o restaurados, en exposiciones o museos.