El Sueño de la Juventud

Por Jaime Claramunt / Panamá
Logo del Porsche 911 SC
En 1999, cuando escogieron el auto del siglo XX, el Porsche 911 ocupó el quinto lugar general y el primero entre los coches deportivos pura sangre. Y cuando en abril de 1998 salió el último de los 911 originales, de la fábrica en Alemania, se habían fabricado 401.232 unidades de ese auto, el verdadero sinónimo del automóvil clásico deportivo. Debe recordarse que a finales de 1959 el legendario Ferdinand Porsche encargó a su hijo Butzi, un reemplazo para el 356, al cual ya le pesaban los años. Porsche necesitaba renovarse y en el Salón de Frankfurt de 1963 mostró su proyecto interno 901, cuyas primeras unidades vieron la luz en septiembre del siguiente año con la denominación 911. El auto fue un éxito instantáneo y pronto empezaron a aparecer versiones más potentes, con diferente estilo de carrocería e incluso más baratas. El motor de seis cilindros opuestos, colocado en la parte trasera, empezó teniendo un desplazamiento de dos litros, pero en solo una década creció hasta los 2.7 litros, con versiones de calle que superaban los 200 HP. En 1974 las leyes americanas exigían defensas capaces de resistir impactos a 5 millas por hora, lo cual obligó a cambiar un poco la carrocería, cosa que aprovechó Porsche para instalar un deflector delantero, mover las direccionales a la defensa frontal, alargar la distancia entre ejes moviendo los puntos de apoyo del eje trasero e instalando, como opción, un spoiler trasero tipo cola de pato. El cambio exterior se aprovechó para aumentar la cilindrada del auto hasta los 3 litros. Cuatro años más tarde se presentó el 911 SC, que intentaba popularizar muchísimo más al 911. Se le instalaron elementos de confort y se le modificaron ciertos elementos del motor para tener una curva de torque más plana que permitiera un mejor uso, cuando el vehículo fuera utilizado diariamente. El Super Carrera o SC sobrepasó las previsiones de ventas de la Porsche y dio un nuevo impulso al 911, por lo cual se vendieron un cincuenta por ciento ( 50%) más de unidades que el 928, con el cual se pensaba reemplazarlo. Para 1983, su último año de fabricación, el SC incorporó, en todos sus modelos, ventanas eléctricas y aire acondicionado, además de un sofisticado catalizador en su sistema de escape.

Conservado, no restaurado…

“Un día tendré uno de estos”. Es lo que me dije durante una carrera en Río Hato mientras veía un Porsche 911 en los Pits. Mi enamoramiento con la marca llegó temprano, cuando siendo muy niño mi padre me llevó a ver un Salón del Automóvil y me encontré frente a frente con uno de los primeros 911 que fueron fabricados. Luego, cuando tuve edad para manejar y mi progenitor ofreció comprarme el primer auto, uno de los elegidos fue un Porsche 912, que para mí era el mejor que se podía comprar, a sabiendas que un 911 usado, estaba por fuera del alcance del bolsillo paterno. Recuerdo que en compañía de mi padre hicimos un viaje a Costa Rica por tierra y durante el recorrido, cuando coronamos la cima del mítico Cerro de la Muerte, imaginaba como sería tomar esas curvas con el Porsche, con el que fantasiaba desde tan temprana edad.


Desafortunadamente al regresar a Panamá descubrimos que el 912 había sido un vehículo que a raíz de un accidente había sido declarado “pérdida total”, razón por la cual lo vendían tan barato y en consecuencia mi primer automóvil no fue…el Porsche. Por años el sueño estuvo latente, como una tarea por resolver, hasta que un día llegó la oportunidad, cuando en una salida con el Club de Autos Antiguos de Panamá, que luego se llamaría ADEPA, se me dañó el auto que llevé al paseo y mi esposa tuvo que hacer el regreso a casa en el 911 de un amigo. Al llegar a casa con mi automóvil a rastras, mi señora me recibió con un: “tu deberías comprarte un Porsche y vender este auto”. Orden conyugal, lo llamo yo, así que empecé a buscar, pero todo lo que encontraba estaba en muy mal estado o muy modificado y lo que yo deseaba era un auto original, tal y como había salido de fábrica, exactamente como el que yo habría querido comprar nuevecito en los 80. Tenía que ser un segunda generación, como el que yo había soñado y si tenía el motor de tres litros, pues mucho mejor. Este auto, el que yo soñaba, lo vi por un año en un Concesionario de venta de autos usados, pues pasaba al frente del sitio todos los días, cuando hacía la ruta para ir a mi oficina a trabajar. Los ojos se me iban cada vez que pasaba por allí, hasta que por fin paré a verlo y descubrí que estaba tal y como yo lo deseaba y el coche tenía casi que todas las extras que yo ansiaba.

El Porsche cuando estaba “enjaulado” en el Concesionario Automóviles Barriga (placas de 2008)
Solo había un problema, el auto no tenía los impuestos pagados y los números en los papeles no concordaban con los del chasis. Su propietario era un hombre de apellido Mujica, quién en el momento vivía en Estados Unidos y vendía el auto en Panamá, pues deseaba jubilarse en este país, pero ocurrió que cuando efectivamente se trasladó a Panamá, no le gustó y decidió regresar al país del norte, dejando su auto para la venta en el Concesionario dónde yo lo descubrí. En algún momento, inclusive, alcancé a pensar que el auto era robado, por lo que desistí de comprarlo.

Parte posterior del Porsche 911 SC
Pasó el tiempo y un día un amigo me comentó que en un taller estaban vendiendo otro auto antiguo, que quizás me podría interesar, de tal forma que acudí al sitito. Al llegar, el propietario del taller, un viejo conocido, me mostró el auto, mientras decía. “Este no es el auto para ti, tu deberías comprar un 911″. Otra vez el karma. Le dije que realmente eso era lo que quería pero que no encontraba nada a mi gusto, a lo que él, el mayor conocedor de Porsche en Panamá, me dijo que me vendía el suyo. Nos fuimos a verlo y para mi gran sorpresa resultó ser el 911 que yo veía diariamente en el Concesionario.


Él también lo había ido a ver al Concesionario, cayó en la cuenta del error en los papeles, realizó con el fabricante la tarea de conseguir los números correctos y envió los papeles a Estados Unidos para que se corrigieran oficialmente. En efecto se trataba un error mecanográfico que databa de 1983. Con los papeles en orden pagó los impuestos, tropicalizó el vehículo y le instaló dos extras importantes para nuestro clima: un radiador de aceite y un condensador de mayor tamaño para el aire acondicionado.

Escudo del Porsche
Cuando llegamos al tópico del precio del Porsche, no lo pensé dos veces y emití el cheque. Luego gire la llave del suiche, arranqué el auto y me lo llevé para mi casa, recinto en el que reside desde hace varios años y recibe, a diario, todos los mimos inimaginables posibles.

…giré la llave del suiche, arranqué el auto y me lo llevé para mi casa !
Como todo auto antiguo, que ha estado mucho tiempo parado, no todo han sido mieles, pues ha necesitado accesorios distintos a los usuales. Me tocó cambiar la computadora de ignición poco tiempo después de tenerlo y descubrí que uno de los espárragos del motor estaba roto, de tal manera que desarmé la máquina por completo, circunstancia que me permitió cambiar todo lo que presentaba desgaste. 

El motor del 911 SC después de reparado “con todos los fierros”
Un problema común en los 911 de esa época es que el tanque de gasolina se oxida por dentro. El mío estaba tan afectado que lo cambié por uno nuevo, se le limpiaron las líneas de flujo del combustible y se sustituyó el filtro y el compensador, por lo cual el auto ahora funciona como un reloj.

Faro delantero izquierdo del 911 SC
Mi 911 SC fue fabricado en octubre de 1982, está registrado en el Porsche Club of America, en el Porsche Club de Panamá y en el Porsche 911 SC Registry, con lo que se comprueba que mantiene el color original y las especificaciones y accesorios que tenía cuando salió de la fábrica.

Fascinante silueta del Porsche 911 SC (foto tomada en octubre de 2014)
Las únicas intervenciones que se le han realizados corresponden a un timón Momo, instalado por su propietario original en 1984 y un equipo de sonido moderno, desmontable, que permitiría reinstalar el Becker México original, con el que vino el auto y que ya no funciona. ¡ El sueño de la juventud se cumplió y espero poder gozarlo por décadas !