Jets y Corvettes en el Portaviones U.S.S. Lexington CV-16

Armando Lenis, corresponsal en Salado, Texas, USA



 
Nuestro amigo, el súper aficionado a los autos antiguos y clásicos, Armando Lenis, recientemente designado corresponsal del Obelisco Classic Car Club Cali Colombia “OCCCCC”, en Salado, Texas, EE.UU., nos informa que en la bahía de Corpus Christi, en el mismo estado, se halla anclado el portaviones USS Lexington CV-16, también llamado “El Fantasma Azul” (The Blue Ghost), un legendario barco, hoy retirado, considerado como nave heroica de la 2ª. Guerra Mundial, por su vinculación a las grandes batallas navales del Pacífico Sur. El portaviones combatió ferozmente contra la belicosa armada japonesa y fue alcanzado en una oportunidad por el sacrificio de un Kamikaze, un piloto suicida japonés a bordo de un avión “zeke”, que impactó la torre de comando del portaviones, ocasionándole graves daños y matando a 50 marinos e hiriendo a 132. Tan extensa fue la participación del barco en los encuentros navales que se desarrollaron en el Pacífico del sur, que los militares japoneses se atrevieron a declararlo hundido en cuatro oportunidades diferentes, pero el resistente navío volvía a aparecer intacto, como si no hubiese ocurrido absolutamente nada.


Con su artillería y sus escuadrones aéreos embarcados, el portaviones fue responsable de destruir más de 1 millón de toneladas de barcos y derribar más de 1.000 combativos aviones enemigos. “El Fantasma Azul” se mantuvo pintado de ese color durante el cruento episodio bélico, sin la ventaja de un esquema de camuflaje, lo que aparentemente causó un tremendo efecto desmoralizante en la aguerrida armada japonesa, su más fiero oponente durante el conflicto. El USS Lexington CV-16 fue la primera nave norteamericana de gran calado, en entrar al puerto de Tokio, Japón, al finalizar la 2ª. Guerra Mundial, con el fin de supervisar los términos de la rendición del Imperio nipón. Después de 48 años de servicio “The Blue Ghost” fue declarado monumento histórico nacional. Está conservado en excelentes condiciones por la Comisión de Parques y Recreaciones de la ciudad de Corpus Christi y constituye un extraordinario atractivo histórico y turístico, en la zona donde permanece exhibido actualmente. 


Pues bien, para beneficio de los aficionados a los Corvettes, uno de los autos deportivos más emblemáticos construido por los americanos, la “Corvette Society of Corpus Christi” organiza un interesantísimo evento que atrae a miles de personas, cada dos años en la ciudad de Corpus Christi. El mismo consiste en hacer ascender,  a la pista de aterrizaje del portaviones, a un número no inferior a los 365 Corvettes, correspondientes a modelos de todos los años desde que empezó la fabricación del mítico pura sangre, provenientes de todas partes de los Estados Unidos de América. Las inscripciones para participar en el evento se cierran a la medianoche del 1º. de abril y en menos de 24 horas son completadas, por los gomosos de los Chevrolet Corvette. Para subir al portaviones existe una vía de acceso o rampa, en la cual se acomoda fácilmente una línea de carros. De allí los automóviles se colocan en los elevadores o ascensores del portaviones, los cuales funcionan perfectamente, tal como se hacía para subir las aeronaves en la época de la guerra a la pista aérea, desde el fondo de las bodegas del barco. Los ascensores levantan catorce deportivos en forma simultánea y un equipo de voluntarios asiste a los conductores en la ubicación de sus ´Vettes sobre la cubierta de la nave, sin que se presente el más mínimo inconveniente. En la última oportunidad en la cual se realizó el evento, con la presentación de más de 365 Corvettes de todos los años y categorías, incluyendo hasta modificados, hubo amistosos encuentros, numerosas celebraciones y una gran premiación a los mejores Corvettes, la cual fue precedida por la concesión de los honores otorgados a los militares y a los veteranos desaparecidos. La impresionante ceremonia tiene lugar en la parte intermedia del navío (garaje) por debajo de la gran plataforma de aterrizaje. Un Corvette 1963, color gris original (360 HP, Inyección, 327 pulgadas cúbicas), perteneciente al Doctor Ron Grimwood,  fue el ganador del Gran Premio de la Marina. Otros Corvettes mostraron el enorme poderío de sus máquinas y unos más exhibieron las expresiones del bellísimo arte acuñado en las cunas de los motores o en los baúles de sus coches. Armando Lenis, quién suministró el material para este artículo, subió al “Fantasma Azul” su espléndido Corvette C6 Lingenfelter (530 HP, 6.2 Lts.,LS3 modelo 2008, de lo cual existe testimonio en las fotografías de abajo.


Corvette de Armando Lenis/ Corresponsal OCCCCC