En 1976, el año del bicentenario, a la Buick Motor Company, se le pidió que fabricara el “Pace Car Oficial” para la famosa carrera de las 500 Millas de Indianápolis de ese año y Buick, una compañía seria, que fabricaba carros comodos y serios para personas maduras, hizo algo verdaderamente “cool”. En lugar de fabricar el tradicional auto familiar con un poderoso motor V-8, los ingenieros decidieron montar un motor V-6 turboalimentado en un Buick Century, además le pusieron spoilers adelante y atrás para mejorar la aerodinámica, una suspensión más rígida que pudiera sortear el peralte de ladrillo de la afamada pista y llantas radiales GR 70, para que de esta manera marcara el paso de los 33 furiosos autos de carreras que competirían ese día. Este, “Pace Car Oficial” de 1976 fue definitivamente la chispa que encendió la posterior saga del Buick Grand National.
Para las calles y carreteras estadounidenses, el modelo Regal, se ofrecía con un modesto motor V-6, pero en 1982, la Buick Motor Company, decidió capitalizar las victorias consecutivas de 1981 y 1982 en la “NASCAR Grand National Series” y planeó producir 100 autos en su honor, los cuales saldrían bautizados de fábrica con el pomposo nombre “Buick Regal Grand National”, al final del año habían fabricado y vendido 215, la mayoría de ellos habían sido adquiridos por los empleados de la misma compañía y los propietarios de los concesionarios Buick, con el ánimo de rejuvenecer sus vitrinas.
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Buick Regal Grand National, modelo 1982 |
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Detalles del Buick Regal Grand National, modelo 1982 |
Habían creado un destello pero no un relámpago, algo les faltaba. Los Grand National lucían delgadas rayas de color rojo, pintura gris de dos tonos, las aberturas labiadas sobre las ruedas y los paneles inferiores o bastidores eran de color negro, un nuevo spoiler delantero con entrada de aire y otro trasero, además de un par de asientos Lear-Siegler de pana color plateado y cuero negro en el interior. La potencia provenía de un lánguido motor V-6 de 4.1L, de aspiración natural que generaban unos ínfimos 125 HP. Esa fue la falla. La gente no quería solo apariencias, la gente quería que fuera real. “They wanted the real thing”
El primer Grand National turbo-alimentado: No hubo un Buick Grand National para 1983, y no fue porque la Buick hubiese desacelerado su ritmo; la compañía había decidido hacer un auto mucho más sexy y llamativo que el de 1982, y vaya que lo logró, el modelo del Buick Grand National de 1984, llegó todo pintado de negro, sin un solo bisel, solo un pequeño emblema en la parte alta del guardabarros, justo antes de las puertas, algunos lo llamaron lúgubre, otros malo, y vaya si era “malo”, pero en el buen sentido de la palabra.
La razón de esa maldad era un motor V-6 de 3.8L turbo-alimentado que producía 200 HP y unas impresionantes 300 libras-pie de torque, lo que indicaba que tenía un “pique” violento. El Grand National, con su pequeño pero endiablado motor V-6 hizo historia en las carreras de piques callejeros y de ‘cuarto de milla’ a todo lo largo y ancho de los Estados Unidos, era sólo un poco más lento que el Corvette y mucho más rápido que el Camaro con motor V-8.
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Buick Grand National turbo-alimentado, modelo 1984 |
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Vista posterior del Buick Grand National turbo-alimentado, modelo 1984 |
En el modelo de 1986, el Buick Grand National obtuvo un “gadget” adicional, se trató de un intercooler, esto lo hizo, en idioma actual, un auto “fit”, al cual los musculosos le temían. Este pequeño V-6, con turbo-alimentador y ahora con intercooler, mejoró su desplazamiento y lo convirtió en uno de los autos más potentes de su época. En 1986, la revista especializada “Car and Driver” mostró como el Buick Grand National había logrado de 0 a 60 mph (96 kms/h) 4.9 segundos, un mejor tiempo que los mejores deportivos de su época. La revista comparó ese tiempo con los tiempos obtenidos por: el Lamborghini Countach (5.1 segundos), el Ferrari Testarossa (5.0 segundos) e incluso el Ferrari 288 GTO (5.1 segundos). También venció al Porsche 928S (5.7 segundos) y al Porsche 944 Turbo (6.0 segundos).
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En esta fotografía se puede apreciar un Buick Grand National TT (T Top) modelo 1986 |
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Interior del Buick Grand National turbo-alimentado con intercooler, modelo 1986 |
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Motor V-6 turbo-alimentado con intercooler, del Buick Grand National, modelo 1986 |
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Una demostración de la potencia en el arranque del Buick Grand National, modelo 1986 |
Después, para el modelo 1987, el auto recibió otra serie de retoques y afinamientos en su tren motriz que elevaron su potencia a 245 HP y 355 libras-pie de torque. Los Grand National del modelo 1987 fueron los últimos; General Motors había tomado la decisión corporativa de no fabricar más automóviles de tracción trasera con la marca Buick, así que de esta manera le dijeron adiós a un automóvil que en su corta vida se convirtió en un ícono del alto rendimiento y posiblemente en el mejor carro de todos los tiempos fabricado por la seria y majestuosa Buick Motor Company.
Para cerrar con broche de oro, la empresa Buick fabricó 547 Grand National X, más conocidos como GNX. Eran unos verdaderos monstruos. Los Grand National con la denominación X, habían sido optimizados al máximo por los ingenieros de Buick; se decía que tenían mucha de la ingeniería real de los que competían en NASCAR, tanto así que en esa época su precio de venta al público era de US$ 29.900, equivalentes a US$ 63.540 actualmente, y eso era mucho dinero en 1987 y es mucho dinero hoy en día.
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Vista frontal y lateral del Buick GNX, absolutamente poderoso y atrevido |
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Vista posterior del Buick GNX, modelo 1987 |
El programa para fabricar los GNX se inició el 25 de abril de 1986 con una nota y una presentación al Ingeniero Jefe de Buick, David S. Sharpe.
Se titulaba: 1987 EDICIÓN ESPECIAL REGAL GRAND NATIONAL. El programa lo que pretendía era crear una dramática “despedida” y habrían de producirse solo 200 autos Grand National con la denominación X, pero se produjeron 547.
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Fotografía de noviembre de 1987, tomada en los patios de la planta de Pontiac, en Michigasn EE.UU., lugar donde era producido |
En una presentación en la oficina de gestión de Buick, el 25 de agosto de 1987, Mike Doble, Gerente, del grupo de ingenieros de “Conceptos Avanzados” de Buick, aclaró que el objetivo del proyecto de esta edición especial era: "Crear una producción limitada de Grand National X (GNX) que logre un lugar memorable en la historia de los automóviles de alto rendimiento a nivel mundial, un auto que los coleccionistas querrán poseer y que los periodistas especializados nunca olviden”.
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Fotografía tomada de la televisión el 11 de diciembre de 1987, día en que salió de la planta el último Buick Grand National |
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Los coleccionistas actuales los atesoran. |
Las especificaciones oficiales de Buick para los GNX registraban una potencia de 276 HP, y 360 libras-pie de torque, e indicaban que era capaz de ir de 0 a 60 mph (96 kms/h) en 5.7 segundos y recorrer un cuarto de milla en 14 segundos. Decía el anuncio publicitario que el único carro más rápido en aceleración era el ultra deportivo Lamborghini Countach. Hay una anécdota de esas que solo se dan cuando los intereses y el prestigio están de por medio. Cuando la prensa probó el GNX, los resultados fueron diferentes a las especificaciones entregadas por Buick: en el banco de pruebas el GNX llegó a una potencia de 300 HP y unas increíbles 400 libras-pie de torque y en la prueba de arranque de 0 a 60 mph (96 kms/h) logró 4.5 segundos, además, cuando lo probaron en la pista del cuarto de milla, la recorrió en solo 13.26 segundos. Entonces… ¿Qué había pasado? ¿Por qué Buick había entregado unas especificaciones inferiores? La respuesta era muy simple, hubo una decisión corporativa de mentir al respecto, la razón era que había que proteger la reputación del Corvette.
Para poner esa velocidad en perspectiva, un Porsche Cayman S de 2015, hace de 0 a 60 mph (96 kms/h) en 4.6 segundos. Entonces, ¿era o no, un súper auto?
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Buick GNX, modelo 1987 |
A pesar de estas impresionantes credenciales, el Grand National era como un hijo huérfano, fue ignorado por los directivos de Buick y por los aficionados a los autos deportivos. Es como si los entendidos quisieran que esta pesadilla llamada Grand National y GNX, pasara pronto. ¿Cómo así que un Buick que se parece al carro del gerente del banco, pulveriza los Lamborghini, los Ferrari y los Porsche? Quien tenía uno de estos afamados y ultradeportivos automóviles no querían saber de su existencia. Era una rareza en la que algo no compaginaba bien, un extraordinario motor prisionero en la carrocería de carro relativamente lujoso y grande, destinado a la clase media y media alta de los Estados Unidos. No importaba que tanto se inspiraran los diseñadores en hacer ver esa carrocería de líneas rectas como la del carro deportivo que debería ser, simplemente no lo lograban completamente, especialmente si al lado le parqueaban un Lamborghini Countach, o un Ferrari Testarossa. No importaba que los venciera en las pistas, simplemente ese motor estaba atrapado en un cuerpo extraño y no lucía como debía.
Al final todo parece indicar que fue un carro originalmente concebido como una forma de atraer a los compradores más jóvenes a los concesionarios Buick. Siendo así y bajo la dirección de Lloyd Reuss, Ingeniero Jefe de Buick y más tarde Director General, los diseñadores de la Grand National pronto se dieron cuenta de que el rendimiento era de suma importancia, pero que el estilo era realmente el que jalonaba las ventas, sin embargo, a pesar de ello cada uno de los Grand National y GNX, fabricados encontraron un dueño y esa pequeña minoría se había enamorado del carro y lo encontraba atractivo, agresivo y soberbio, además sabían muy bien el desempeño que era capaz de brindar, razón por la cual, en la actualidad, los coleccionistas del Grand National se encuentran entre los más exigentes y los más extremos en el mundo del automóvil; después de todo, Buick no puede echar el tiempo atrás y resucitarlo, pero puede en el futuro lanzar su equivalente en desempeño, solo roguémosle a Dios que esta vez lo vista con la carrocería que le haga honor a su “performance”.
En la actualidad los Grand National y GNX, son altamente coleccionables y tienen muchos seguidores incondicionales. Eso no es sorprendente, ya que a pesar de sus limitaciones en estilo, tanto el Grand National, como el GNX, están sentados muy cerca de la punta de la pirámide de honor de los grandes súper-autos estadounidenses. Aun así, tenemos que concluir que, como muchas veces ocurre, eran definitivamente los autos correctos, en el lugar equivocado, en el momento equivocado.