Paulo A. Mojica Salcedo es un ortodoxo restaurador de vehículos antiguos, adscrito a la Asociación Amigos Autos Antiguos AAAA de Cali. Posee los diplomas que lo acreditan como tal: restauró 3 jeeps en forma impecable: un Willys versión militar 1953, otro 1961 y un Toyota 1963, valiosos testimonios que deja para la afición. Lo último que lo identifica es la recuperación de una excepcional Chevrolet Apache pickup 1959, Fleetside placas MAG373, propiedad de su esposa doña María Cecilia Berón, quien la adquirió por vía de la sucesión de don Gabriel Escobar (q.e.p.d.), su primer propietario, vecino del barrio San Fernando Viejo de Cali, conjunto residencial diseñado y construido por los ingenieros que vinieron en la década de los 30, después de que terminaron labores en el Canal de Panamá. La Apache, un vehículo que los norteamericanos llaman “camión ligero”, es denominado camioneta por los colombianos. Los agricultores y ganaderos del Departamento del Valle del Cauca, conocido como el “destino paraíso” en Colombia, esperaban con ansiedad el fin del año para cambiar su Apache “vieja”, muy popular en el medio y de gran aceptación, por una nueva y mejorada.
Se la identifica por llevar cuatro farolas delanteras y un platón o volco (“flush fender Fleetside) que permite el delineamiento y la configuración del guardabarros trasero, a diferencia de lo que ocurría con la Chevrolet Cameo 1958, la cual mostraba líneas rectas en el platón, conocido como el “Stepside”. Para grata sorpresa de los consumidores, la pickup traía de origen un sofisticado equipo de aire acondicionado, por lo cual se piensa que desde ese momento la Chevrolet expresó interés en “urbanizar” la Apache, de tal forma que no sólo fuera usada como utilitaria en fincas o haciendas. La pickup ofrecía tracción en las 4 ruedas a un costo de US $ 900, más el precio del vehículo en el concesionario. Se estima que el nombre Apache fue usado a partir de 1958 aunque hay versiones que lo sitúan en años anteriores.
Las versiones que produjo la Chevrolet antes de la década de los 60, traían elementos externos con los que las maquillaban, que permitían distinguir una de otra pues, salvo por el platón, las carrocerías eran similares: venían con el bumper pintado o cromado; el bocel lateral trasero de acero inoxidable, una alegoría a los comienzos de la época de la cohetería, protegía un espacio horizontal pintado de un color distinto al del resto del vehículo y, finalmente, el parabrisas trasero de la cabina, según el modelo, era más o menos ancho. La Apache usaba motores 6 en línea o V8 de 235 o 283 pulgadas cúbicas respectivamente, que la Chevrolet ofreció por décadas y caja manual de 3 velocidades. Si deseas saber más acerca del proceso de restauración de la Apache llama a Paulo al (0572) 5136051 o al celular 3104934831. El proceso duró casi 2 años e implicó la consecución de repuestos y accesorios en reconocidos distribuidores y “junk yards” de Estados Unidos.