Auto Nº 6: 1957 OLDSMOBILE GOLDEN ROCKET FIESTA SUPER 88 J-2 (SW)
Por: Francisco Mejía-Azcárate
Habiendo ido a estudiar a los Estados Unidos, siendo aún un adolecente era obligatorio tener un acudiente, es decir una persona mayor de edad a quien yo pudiera recurrir en caso de ser necesario. En mi caso particular, mi acudiente fue Lisandro Jiménez, hermano de una amiga de mi mamá, quien en 1953, cuando estaba prestando servicio militar en la Escuela Militar de Aviación Marco Fidel Suarez de Cali, se ofreció para ir a servir al Ejercito de los Estados Unidos, y de los 17 años que le sirvió al Tío Sam, estuvo 14 años en el sud-este de Asia, 5 de ellos en Vietnam, y cuando regresó a vivir en Philadelphia, en 1970, ostentaba el rango de Mayor, y le habían otorgado un ‘Bronze Star Medal’, por servicio heroico y un ‘Purple Heart, por haber sido herido en combate.
Mis fines de semana las pasaba en compañía de este personaje, quién además de ser un hombre muy culto, algo enigmático, y absolutamente recio, era también un ‘salsomano’ empedernido; los sábados por la tarde me llevaba a Hunting Park al norte de la ciudad de Philadelphia, donde él con otros ex-Marines latinos, mayoritariamente de Puerto Rico y Panamá, se juntaban y tocaban música salsa. Moncho García, un puertorriqueño que tocaba las congas llegaba siempre en una Station Wagon Oldsmobile Golden Rocket Fiesta Super 88, modelo 1957, que parecía nueva, y que se podía distinguir fácilmente a la distancia porque en lugar de la placa o licencia delantera, llevaba una placa metálica con la bandera de Puerto Rico.
Luego de bajar el par de voluminosas congas me decía: “Chico anda y estaciónala”, lo cual yo hacía raudo y feliz. A media tarde, cuando el hambre acosaba, recogían dinero entre todos y me la prestaba para que fuera a Gino’s Burgers & Chicken a traer comida para todo el mundo… la irresponsabilidad era total, yo tenía escasos 15 años, y no tenía licencia, sin embargo, durante muchos fines de semana conduje esa hermosa y potente Station Wagon unas pocas millas de ida y vuelta, y desde entonces se me volvió una especie de frustrada obsesión porque nunca vi ninguna en Colombia y actualmente, no es fácil verlas, ni siquiera en los Estados Unidos.
Ya cuando estaba en la Universidad, también en Philadelphia, un vecino de nuestro apartamento de estudiantes, me regaló unos viejos folletos de Oldsmobile del concesionario donde trabajó su padre en la década de 1950, y entre ellos había dos que enseñaban las bondades de esta station wagon que tanto me apasiona, sin embargo, durante los casi 10 años que permanecí en ese país como estudiante era cada vez más raro ver una, y cuando la lograba ver, casi siempre estaba en un estado lamentable.
Si algo nos enseña la historia es que no hay nada nuevo bajo el sol; esta suposición de que los vehículos de la década de 1950 eran todos diseñados para ser conducidos por los abuelos demuestra una vez más ser errónea. Aunque no eran comunes los automotores ‘extremadamente potentes’ sí se empezaban a vislumbrar maquinas maravillosas con motores que hicieron historia, y aun hoy cuando la potencia en HP es exorbitante, marcaron esa tendencia que aún perdura. En esa década que marcaba la mitad del Siglo XX, las carriolas, como llamamos nosotros a las station wagons, eran aburridas y su nivel de ventas tampoco hacía un peso que afectara positivamente el ‘P y G’ de algunas de las compañías fabricantes. No es de extrañar entonces que Oldsmobile ni siquiera ofreciera ningún tipo de carriolas entre los años 1951 y 1956, pero el año 1957, los astros se alinearon en la constelación GM, y varias de sus compañías filiales ‘se lucieron’ con sus novedosos diseños y modelos.
Tres fotografías que ilustran la belleza de la Station Wagon Oldsmobile Golden Rocket Fiesta Super 88 (J-2), de 1957 |
Para el año modelo 1957, Oldsmobile no usó una carrocería de Fisher, como era lo normal y corriente en GM. En cambio, la compañía se asoció con el constructor de autocares ‘Mitchell-Bentley Iona Body Company’, carrocero este que había fabricado anteriormente las carrocerías del Packard Caribbean y del bellísimo Lincoln Continental Mark II, de los años modelos 1956 y 1957.
Los nuevos modelos de Oldsmobile para 1957, fueron presentados al público el 9 de noviembre de 1956. Para este año modelo, los compradores de Oldsmobile recibieron un rediseño. Era un diseño limpio que se veía bien, estacionario o en movimiento. En la parte delantera, la ovalada parrilla y el bumper (parachoques) eran menos intrincados pero más macizos, era más estrecho en altura y tenía las luces de estacionamiento dentro del óvalo.
Las grandes letras mayúsculas "OLSMOBILE" se extendían por la abertura, llamada por algunos “boca de Bagre”. El logotipo del "mundo" que había aparecido en la parte delantera del capó desde 1949, estaba aún más estilizado y se estiró horizontalmente para cubrir un tercio de la cara del capó. El cohete que adornaba el capó en el modelo 1956, se redujo a una tira cromada en forma de lanza, y se colocó una pequeña réplica del adorno del capó anterior en cada guardabarros en la parte superior sobre los faros.
Así era la cara del nuevo modelo Oldsmobile Golden Rocket Fiesta Super 88 de 1957 |
Vista posterior y lateral de nuevo modelo Oldsmobile Golden Rocket Fiesta Super 88 de 1957 |
En la parte trasera, las luces traseras ya no eran cónicas como en los modelos anteriores, sino que ahora eran lentes ovalados con insertos cromados que insinuaban un escape de jet. El bumper trasero era macizo pero liso y redondeado. En el modelo Golden Rocket Fiesta Super 88, los exostos o escapes salían por las esquinas de los bumpers. El emblema del "mundo" en la puerta trasera era similar en tamaño al delantero, y estaba situado en el centro bajo de la compuerta y abajo se repetía el nombre Oldsmobile en letras mayúsculas. Los tamaños de los rines y las llantas cambiaron en 1957 a 14", aparentemente para bajar un poco el automóvil, así mismo el ancho de las llantas aumentó para compensar el peso adicional del vehículo.
Fotografía que ilustra el tablero de mandos de esta bella carriola |
El Señor J. F. Wolfram era el director ejecutivo de la División Oldsmobile en 1957, año en el que el archi famoso, multi-campeón de automovilismo Richard Petty, corría los circuitos de NSCAR en autos Oldsmobile.
La producción de este año modelo alcanzó un máximo de 355.476 unidades, una caída significativa con respecto al año anterior, y regresando al nivel de ventas que se tuvo en los años 1953 y 1954. Ya estaba empezando la histórica recesión de 1958, que afectó enormemente la economía mundial en ese periodo.
Oldsmobile Golden Rocket Fiesta Super 88 de 1957 |
Del total de todas esas unidades, las station wagons vendieron 28.781 unidades, divididas así: Del modelo básico ‘Golden Rocket Fiesta 88’ se fabricaron exactamente 19.800 unidades; y del modelo ‘Golden Rocket Super 88’, que se ve en la foto superior solo 8.981 unidades. No muchos modelos de la década de 1950 y de las décadas posteriores pueden superar la armonía de sus líneas, la estética de su interior, la fluidez de su techo rígido y la potencia de su motor.
La ‘Super 88 Fiesta’ fue la respuesta de Oldsmobile a la carriola Nomad de techo rígido de Chevrolet, y hubo mucho debate y algo de controversia cuando en una encuesta realizada por la revista especializada Road & Track, la calificaron por encima, no solo de la Nomad, sino también de la más costosa Century Caballero Estate Wagon de Buick. Todavía, muchos entusiastas de hoy mantienen el concepto de que la carriola Golden Rocket Fiesta Super 88 de 1957, ha sido la carriola más bella de la historia, y yo soy uno de esos que les da la razón.
Esta es la carrocería de dos puertas, bellísima |
La versión básica del Rocket T-400 V-8 desplazaba 371 pulg³, (6.1L) con un carburador de 4 bocas, tenía una compresión de 9.5: 1 y entregaba una potencia de 277 HP. Ese era el motor base. Para tener emociones más fuertes se podía pedir la opción J-2 (código W), que venía con empaque o junta de culata ligeramente más delgada, elevando la compresión a 10.0: 1, y tres carburadores de dos bocas c/u. Solo el carburador central estaba conectado mecánicamente al acelerador; y los otros dos carburadores exteriores operaban por vacío, así, mientras se estaba rodando a bajas revoluciones funcionaba solo el carburador central, pero si era necesario hacer uso de un empuje extra, los otros dos carburadores entraban a contribuir con solo pisar el acelerador produciendo una significativa diferencia de empuje. El resultado: la friolera de 300 HP @ 4.600 rpm y 415 libras-pie de torque a 3.000 rpm, lo suficientemente bueno para hacer menos de 8 segundos de 0 a 96 kph y recorrer 402.3 metros (¼ de milla) en 17 segundos.
Motor Oldsmobile Rocket V-8 J2 Tri-Power |
Pedir esta opción que mejoraba el desempeño del motor, costaba tan solo US$ 83 adicionales (US$765 hoy). No era demasiado por ese gustico…El nombre J-2 es un juego de pronunciaciones y acentos de las palabras en inglés y viene del acrónimo JATO ‘Jet Assisted Take-Off’. Para entender este nombre tenemos que recordar que en Oldsmobile la palabra cohete estuvo presente por muchos años, de hecho el motor se llamaba ‘Rocket’, así que ‘Jet Assisted Take-Off’ se refiere a la forma como trabajaban los 3 carburadores, … cuando hundías el acelerador era como si se activara un asistente para despegar, por la fuerza que producía esa acelerada, o algo así. Hay que tener en cuenta que estos eran unos vehículos grandes con un peso cercano a las dos toneladas, lo que mitigaba parte del efecto del poderosísimo motor V-8 T400 con el paquete J-2 que generaba 300 HP.
Esta es otra con la carrocería de dos puertas en otros tonos, también bellísima |
Por alguna razón, Oldsmobile etiquetó la línea 88 en general como "Golden Rocket". Me parece algo incongruente, porque la marca había sido fundada en 1885, y el cincuentenario (Golden Anniversary) de la marca había sido en el año 1935. Sin embargo, ese nombre duró solo por ese año … bueno, volvamos al motor: Existía otra opción de motor para los vehículos Oldsmobile en 1957, que muy pocos la ordenaron porque era demasiado costosa; no me fue posible determinar que haya habido carriolas ordenadas con esta opción. Costaba en el Este US$ 395 y en el Oeste US$401 adicionales, algo más del 10% del costo total de la carriola. Esta opción se denominó J-2R, y no estaba recomendada para vehículos familiares, sino para aquellos que querían presumir en las pistas. Esta opción, elevaba la potencia a 312 HP @ 5.000 rpm, y 425 libras-pie de torque a 3.200 rpm. Se recomendaba, caja manual de tres velocidades, un filtro de aire de alto desempeño para cada carburador, y doble salida de escape, para aquellos modelos que no salían así de fábrica.
Motor Oldsmobile V-8 con opción J-2R |
Existía una larga lista de opciones adicionales, cuyos precios iban incrementando el valor final de la carriola, por ejemplo, el más precio más alto había que pagarlo por el A/A, que valía US$ 430, de ahí en adelante la lista era así: Ojo autrónico (US$ 46). Luces de reversa (US$ 15). Viseras contra el sol (US$ 33). Copas o tapacubos DeLuxe (US$ 30). Antena eléctrica (US$ 22). Reloj eléctrico (US$ 19). Calefacción/desempañador (US$ 85). Transmisión Hydra-Matic (US$ 215). Tablero acolchado (US$ 20). Frenos eléctricos (US$ 37).Dirección asistida (US$ 100). Radio DeLuxe (US$ 96). Radio Super DeLuxe con búsqueda de señal automática (US$ 121). Parlantes o altavoces traseros (US$ 16). Espejo exterior (explorador) de control remoto (US$ 9). Cinturones de seguridad (US$ 23). Lavador de parabrisas (US$ 11).
Viendo esta lista de opciones, yo trato de hacer memoria de las opciones que tenía la carriola de Moncho García, que conduje tantas veces cuando era adolecente. Definitivamente, no tenía aire acondicionado, pero tenía ojo autrónico, luces de reversa, antena eléctrica, dirección asistida, cinturones de seguridad y limpia parabrisas, además del paquete J-2, del cual Moncho hablaba muy orgullosamente. Era bastante completa, y en su momento debió haber costado mucho dinero.
¿Qué significaba para mí conducir esa carriola en ese momento a tan temprana edad? Por ejemplo, al montarme en el asiento del conductor y tomar el volante entre mis manos, inmediatamente sentía una sensación de asombro. Conducirla me hacía sentir importante porque recuerdo vívidamente como la gente me observaba y como la señalaban. Ese fue quizás el primer momento de mi vida que sentí que yo quería tener una auto antiguo, cuando pudiera comprarlo. La dirección era fácil de manejar, solo bastaba un dedo, como era automática, había que tener mucho cuidado con los frenos que luego de tres o cuatro frenadas seguidas se ponían duros… por alguna razón los cauchos chillaban en cada curva, y recuerdo sentir cada movimiento en la suspensión. Todos los botones e interruptores eran inusualmente apretados y para hacer cambio de luces había que pisar con fuerza el botoncito del suelo. El interior tenía un olor particular, a mí me recordaba el olor de las esterillas nuevas que había en la finca, la tapicería era de dos tonos de verde combinados con cuero blanco y tenía vidrios que de lejos parecían ‘verdosos’ pero cuando uno se montaba no se notaban verdosos, algo que era una novedad para mí era que tenía una antena eléctrica, que subía inmediatamente se prendía el radio. ¡Era una fantasía!
Dos fotografías que ilustran perfectamente el estilo de la época |
Panorámica de la carriola que enseña la completa armonía de sus líneas |