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La historia del carrocero Saoutchik y dos de sus “joyas”

Investigación y Edición Francisco Mejía-Azcarate
Jacques Saoutchik nació el 18 de diciembre de 1880, en Minsk, Bielorrusia, en el seno de una familia judía (como Iakov Savtchuk). Consciente que su talento no encajaba en las planas llanuras de Bielorrusia, desde muy joven pensó en emigrar y cuando cumplió 20 años de edad, abandonó su país natal buscando un futuro más prometedor. Dónde, sino en Paris, lugar en el que encontraría una sociedad capaz de apreciar su enorme talento. 

Fotografía de Jacques Saoutchik, en 1904, un poco antes de iniciar su propia empresa
Su primer trabajo en la “ciudad luz” lo ejerció como ebanista, su verdadera profesión y rápidamente se graduó en la fabricación de carruajes. Más adelante se atrevió a diseñar carrocerías. Jacques Saoutchik fundó su empresa de carrocerías en 1906 en el naciente suburbio industrial de París, Neuilly-sur-Seine. Su primera carrocería la hizo para vestir el imponente chasis de un Isotta Fraschini. Inicialmente solo respondía a los caprichos de los ricos locales pero más adelante llegaron pedidos de los Estados Unidos. Así fue como la fabricación de carrocerías personalizadas, en los chasises de las marcas de mayor prestigio, como Hispano-Suiza, Rolls-Royce y especialmente Mercedes-Benz se convirtieron en su especialidad. Durante la 1ª Guerra Mundial sirvió de conductor de ambulancia en el frente y en 1918 recibió la nacionalidad francesa por los servicios prestados.

Clément-Bayard AC41 Ter, modelo 1907, Chasis 8863 de 22 HP, carrozado por Saoutchik, aparcado frente a su empresa

Saoutchik era un artista y un visionario de gusto exquisito, que se distinguía por la meticulosidad y la pureza de sus líneas, que conjugaban el lujo y la aerodinámica de una manera explícita. La calidad de su trabajo estaba dirigida esencialmente a la clase alta o ‘clase superior’, como él mismo la llamaba, situándolo en la cima en muy pocos años, a pesar de no ser el mayor carrocero de Francia, pero sí el mejor. Desde el punto de vista del diseño Saoutchik tomó todos los riesgos posibles. Apodado 'Viollet-le-Duc', apellido del importante arquitecto francés del renacer gótico, nunca dudó en usar el cromo o incluso el dorado para realzar y embellecer sus obras. La fluidez de las líneas y las formas elegantes lo obsesionaban, era un incansable buscador de lo que los artistas más puros llaman “la magia visual”. Esa magia visual la expresaba en los apliques brillantes que adornaban sus obras, resaltando las líneas dominantes de las carrocerías que él diseñaba. Su mayor apogeo llegó a mediados de la década de 1930. Su trabajo era tan exquisito que fue muy apreciado por otros carroceros, quienes destacaban la elegante fluidez en los contornos de las carrocerías de Saoutchik: "Ese tipo era un verdadero artesano", dijo alguna vez, Howard 'Dutch' Darrin de Hibbard y Darrin. "También fue uno de los pocos carroceros de Francia que no copiaba el trabajo de los demás. Recuerdo especialmente sus interiores bellamente acabados. Sí, él era definitivamente un hombre con ideas propias". Esas 'ideas propias’ incluían muchas novedades, la mayoría muy atrevidas, como las carrocerías transformables, carros con parabrisas extraíbles y puertas de apertura paralela sobre bisagras de pantógrafo, pero por lo que más se le admiraba entonces, era por su infinito gusto, su amor por los detalles y la calidad de la ornamentación. Hoy, quienes admiramos su trabajo, apenas si podemos suponer la grandeza de este hombre. Durante muchos años los vehículos carrozados por Jacques Saoutchik, con hermosas y elegantes carrocerías de estilos diversos fueron la esencia de la sofisticación parisina, sus creaciones eran regularmente distinguidas con trofeos y premios en los diferentes Concours d'Elégances de París y de las estaciones de moda en las playas del Atlántico y la Costa Azul. 

Fotografía de 1938. En ella vemos a Jacques Saoutchik, trabajando en uno de sus preciosos diseños
La crisis económica por la que atravesaron todos los países europeos luego del final de la 2da Guerra Mundial, probó ser demasiado grande para esta afamada carrocería. Justo después de la guerra, su hijo, Pierre Saoutchik, tomó el control de la compañía y fue él quien hizo los diseños de los últimos, relucientes y fastuosos automóviles que hoy vemos en los mejores Concours d'Elégances del mundo, pero para la época la demanda era mínima. El mundo cambió y pasarían muchos años más antes que Francia recobrara su brillo y para cuando lo hizo, las élites ya no se sentían cómodas, ni eran bien vistas exhibiendo el tipo de excentricidades que concebía Saoutchik. Las carroceras que no se ajustaron a trabajar al ritmo de la nueva realidad estaban destinadas a no sobrevivir. No pasó mucho tiempo antes que esta realidad pusiera fin a la empresa. Saoutchik cerró en 1955 y el gran Jacques Saoutchick, falleció el 14 de agosto de 1957.

Dos de las “joyas” de Saoutchik

El trofeo para el “Best of Show” en el ‘Concours d'Elégance’ de Pebble Beach 2012, le fue conferido a un Mercedes-Benz 680S Saoutchik Torpedo modelo 1928, de color gris, con ribetes de color granate y carrocería personalizada, elaborada por el famoso carrocero bielorruso radicado en Paris, Jacques Saoutchik. Un año después de haber sido galardonado, este hermoso automóvil fue subastado por “RM Auctions” el 17 de agosto de 2013, en Monterey California. El martillo cayó cuando la cifra ascendió a los US $ 7.500.000.00, lo que llevó el precio total del carro, incluida la comisión de la casa de subastas a la nada despreciable cantidad de US $ 8.250.000.00. Saoutchik fabricó 7 Roadsters Torpedo, únicos, todos diseñados para ser ensamblados en el chasis del Mercedes-Benz 680S que llevaban los detalles únicos y extravagantes propios de la mente liberal y brillante de Saoutchik. Estos Mercedes-Benz 680S se fabricaron con un motor sobrealimentado, de seis cilindros en línea (6.8 litros), similar a los de los famosos modelos SSK.

El propietario anterior, mientras recibía el premio de “Best of Show” en el ‘Concours d'Elégance’ de Pebble Beach, en 2012
Foto del Mercedes-Benz 680S tomada durante el “Auto Show de Nueva York” en 1929
La historia cuenta que esta extraordinaria joya automovilística hizo su debut en el “Auto Show de Nueva York”, en Enero de 1929, evento en el que al parecer llamó poderosamente la atención de Charles A. Levine, un exitoso hombre de negocios con un profundo interés en la aviación. Levine, quien 18 meses antes había perdido ante Charles Lindbergh los US $ 25.000 del premio Orteig (para quien realizara el primer vuelo sin escalas entre Nueva York y París), separó este carro para obsequiárselo a su esposa Grace y le pidió a Saoutchik que fabricara el interior en piel de lagarto de color rojo. 

Fotografía que enseña la exquisitez y belleza de la piel de lagarto de este automóvil
Sin embargo, antes que el señor Levine recibiera el carro que tanto quería para su esposa, la Bolsa de Valores de Nueva York se derrumbó y su fortuna, la cual había sido gestada en el negocio de la chatarra, desapareció de un momento a otro, llevándolo a la ruina. Pero la existencia del Mercedes-Benz fue afortunada, una vez se resolvieron las reclamaciones de Levine, acerca de la propiedad del vehículo. Frederick Bedford, un amigo cercano de la familia Rockefeller y un alto ejecutivo del conglomerado ‘Standard Oil’, adquirió el carro por un "precio ventajoso".

Vista posterior del Mercedes-Benz 680S Saoutchik Torpedo modelo 1928
Vista frontal del Mercedes-Benz 680S Saoutchik Torpedo modelo 1928, cuando era conducido en “Pebble Beach” en 2012



Hermosas fotografías que recogen la esencia del diseño de Saoutchik
Aunque el carro hacía parte de la colección privada del señor Bedford, era conducido con mucha regularidad. Después de su muerte en 1952 el auto permaneció guardado por 30 años. En 1982 el coche fue enviado al Taller de “Paul Russell & Company”, donde por un periodo de dos años fue meticulosamente restaurado. 

Otro maravilloso automóvil carrozado por Jacques Saoutchik es el Hispano-Suiza Xenia Coupé, ideado por André Dubonnet, piloto automovilista francés de renombre en la época de entre-guerras y miembro de la familia propietaria de la famosa marca de aperitivos Dubonnet y Jean Andreau, ingeniero automotriz, también francés. 
Vista frontal del Hispano Suiza H6C Dubonnet Xenia, modelo 1938. Por: Saoutchik
Dubonnet, durante sus épocas de competición siempre estuvo ligado a la marca española Hispano-Suiza, porque consideraba que tanto en el mundo de la competición como en el del lujo, sus automóviles eran excepcionales. En la actualidad la marca Hispano-Suiza sigue gozando de gran prestigio entre los coleccionistas y de haber continuado activa, muy seguramente en la actualidad sería una firma equiparable a Rolls-Royce. 
Vista frontal del Hispano Suiza H6C Dubonnet Xenia, modelo 1938. Por: Saoutchik
En 1938 Dubonnet quiso mostrar al mundo su ingenioso sistema de suspensión mediante la construcción de un vehículo. Para ello eligió un chasis Hispano-Suiza 46 CV H6 C, con un potente motor de 6 cilindros, 8 litros y 160 HP, modificándolo mediante la instalación de su ingenioso sistema de suspensión que ofrecía un destacado confort de marcha, cuya patente de fabricación fue adquirida por Alfa Romeo, General Motors, Fiat y Delahaye.

Sistema de suspensión y dirección Dubonnet
Como se puede apreciar en las imágenes, este polifacético francés posibilitó que el Hispano-Suiza H6C se convirtiera en 1938 en una extraordinaria obra Art Decó, sobre ruedas, firmada por el prestigioso Saoutchik. Sus ventanillas, fabricadas en Plexiglás, se abrían hacia arriba, al estilo de las "alas de gaviota". También se destacan en este auto el gran tamaño de las rejillas laterales, que envuelven todo el capó y los faros integrados. Además, dispone de un lujoso maletero, con su juego especial de maletas hecho a la medida.

Hermoso y sofisticado maletero diseñado por el carrocero Jacques Saoutchi
El pasado como piloto de aviación de André Dubonnet se hace evidente en el diseño del habitáculo de este novedoso carro, el cual es totalmente aerodinámico y en forma de gota de agua, con parabrisas envolvente, muy similar al de un avión de combate; además el diseño de la carrocería, con las ruedas traseras ocultas para mejorar la aerodinámica e impulsar el vehículo hasta casi los 180 km/h. y las puertas de apertura paralela lateral, son similares a las usadas en la actualidad por las modernas ‘vans’.

Obsérvense las puertas de apertura paralela sobre bisagras de pantógrafo
El minimalismo típico del Art Decó es notorio en el habitáculo. 

Extraordinarias fotografías aéreas del Hispano Suiza H6C Dubonnet Xenia, modelo 1938

Fotos particulares tomadas por fuera del museo, mientras era exhibido públicamente
Este carro se mantuvo en la misma familia durante medio siglo, siendo finalmente adquirido por Charles Morse, quien le encargó a “D&D Classic” su restauración en la década de 1990, con un resultado impecable, llevándolo a obtener el premio al coche cerrado más elegante en el prestigioso Concours d'Elégance’ de Pebble Beach en el año 2.000. Actualmente, el Hispano-Suiza Dubonnet Xenia Saoutchik Coupé está expuesto en el “Mullin Automotive Museum” en Oxnard, California, junto a algunos de los más apreciados y exclusivos automóviles que existen en todo el mundo y que son propiedad del exitoso hombre de negocios y filántropo Peter Mullin.