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De Dion Bouton 1898


El De Dion Buton 1898, primer automóvil que llegó a Colombia el 19 de octubre de 1899
Carlos Coriolano Amador desempeñó un papel protagónico en la historia empresarial y fue puente de unión entre los siglos XIX y XX. Con sus múltiples empresas, producto de su espíritu visionario y emprendedor, contribuyó en gran medida al desarrollo económico de Colombia. Pero, las opiniones sobre él no fueron unánimes, como lo deja entrever su sobrenombre de "El Burro de Oro". Amador nació en Medellín en 1835, hijo de Sebastián José Amador López, acomodado comerciante de origen cartagenero, quien ocupó la Gobernación de Antioquia en 1851. Se educó en el Colegio de Antioquia, luego en Jamaica y posteriormente en Londres. A pesar de no ser abogado, manejó con destreza la legislación civil, comercial y minera de su época. Se casó con Lorenza Uribe Lema, hija del acaudalado minero José María Uribe Restrepo, gobernador y varias veces senador por la provincia de Antioquia. Amador fue elegido al Concejo de Medellín en varias oportunidades y a la Asamblea de Diputados en 1883, en representación de los liberales radicales. La ambición y el enorme afán de lucro se manifestaron desde su temprana juventud. Fue accionista principal de la Minera El Zancudo y Sabaletas, de la Minera de Los Chorros, de las empresas que construyeron el puente de Jericó sobre el río Cauca (Puente Iglesias), la plaza de mercado cubierta de la calle Guayaquil, la vía carreteable de Santa Elena que comunicó a Medellín con Rionegro, los diferentes acueductos y alcantarillados de Medellín y de numerosos negocios de urbanización e importación de mercancías. Emprendió el montaje de una fábrica de chocolate y un banco, así como haciendas cafeteras, ganaderas y trilladoras en Jericó y Cartago. Amador se inscribió en un patrón de máxima diversificación económica, común a los negociantes del país en el siglo XIX e incursionó en las empresas de minería de veta en las que por primera vez se dieron las bases de una administración sistemática y una inversión racionalizada en pro del máximo rendimiento económico, importando herramientas y maquinarias fruto de la revolución industrial en Europa.
El Zancudo, sociedad dedicada a explotar las vetas de oro y plata en la localidad de Titiribí, fue la gran obra de Amador. Se convirtió en el mayor accionista de ella gracias a su matrimonio con Lorenza Uribe, dueña de la mitad de los derechos. Logró llevarla a su máximo desarrollo aplicando sistemas alemanes de extracción y beneficio de minerales por fundición, para lo cual trajo a varios técnicos europeos en metalurgia. Esto dio origen a los primeros montajes semifabriles en la región -Sabaletas y Sitio Viejo- modelos desarrollados más adelante en el montaje de la terrena de Amagá, empresa en cuya junta directiva también estuvo Amador. El valor del Zancudo subió de $ 100 mil en 1865 a $4 millones en 1881, sin contar las reservas de sus minas, avaluadas por el ingeniero Robert White en $ 8 millones (un kilo de oro valía $ 1.500). En el decenio de 1880 era la empresa más grande de cualquier tipo que hubiera existido hasta entonces en Colombia: sobrepasaba a la Ferrería de Pacho, a la empresa textilera de Samacá, a la Cervecería Bavaria y a la Ferrería de Amagá. En 1887 logró una producción mensual sin precedentes de 68 libras de oro y 53 de plata, con 1200 trabajadores directos, más de 300 mulas y cerca de 70 minas en explotación. En 1883 gestó la creación de un banco propio que llegó a emitir billetes con la efigie de Amador y consolidó un importante capital destinado a atender las necesidades de sus empresas. El Banco del Zancudo funcionó hasta 1886, año en que el gobierno de Colombia ordenó la liquidación de los bancos privados.
Carlos Coroliano Amador a sus 50 años

Amador se enfrascó en numerosos pleitos judiciales en representación de la empresa y a título propio. Al efecto contrató figuras prominentes del Derecho, como Pedro Antonio Restrepo Escobar, Januario Henao, Julián R. Cock y Luis E. Villegas. Sostuvo hasta 9 pleitos simultáneamente, de los cuales rara vez salió perdedor. Por eso se puede afirmar que se enriqueció pleiteando contra sus socios Leocadio María Arango, Juan Bautista Mainero y Pascasio Uribe, con quienes protagonizó intensas disputas jurídicas. Arruinó al conde Adolfo De Bourmont, ganándole una demanda por más de $ 70 mil pesos. Un acontecimiento que estremeció la vida de Medellín en 1879, fue la muerte de Camilo Escobar a manos de Carlos Coroliano Amador. Escobar, un individuo desequilibrado, decía estar enamorado de Lorenza, la esposa de Amador, de quien era primo. Amador fue dejado en libertad tras comprobarse que cometió el homicidio en legítima defensa.
El Zancudo empezó a decaer al finalizar el siglo XIX, a causa de la guerra de los Mil Días y del decaimiento moral de Amador, muy afectado por la muerte de su único hijo varón. Su otra empresa importante fue la urbanización del barrio Guayaquil, proyecto que demandó considerables capitales para adecuar terrenos y para montar una ladrillera en Belén. La construcción más importante del sector fue la plaza de mercado, encargada al arquitecto francés Carlos Carré e inaugurada en 1894. Guayaquil fue la obra civil más grande ejecutada hasta esa fecha en Medellín. Incluyó el desecamiento de terrenos, canalización de un tramo del río Medellín y construcción de un puente, reconstrucción de la alcantarilla del zanjón de Guanteros y el trazado de vías nuevas como las calles San Juan, Amador, Maturín y Alhambra. Empleó cerca de 600 trabajadores durante 2 años, convirtiéndose en uno de los pioneros, junto con Manuel José Alvárez, de la industria de la construcción en Medellín.

El “Burro de Oro” a sus 80 años en 1915
 
Sus otras empresas e inversiones forman una larga lista, como lo es también la de sus viajes a Europa, a donde iba en busca de tecnología. Sus regresos constituían un acontecimiento para la ciudad, que concurría a ver las cosas desempacadas de los baúles. Al regreso del viaje 1885-1887, su equipaje personal, sin contar el de sus hijas, yernos, nietos y esposa fue transportado por 50 mulas. El 19 de octubre de 1899, día en que estalló la guerra de los Mil Días, Amador mostró el 1er automóvil que llegó a Colombia, junto con su chofer. Un cuadriciclo De Dion Bouton 1898. Amador contradijo la imagen estereotipada de los frugales antioqueños del siglo XIX. Era devoto del derroche, de la intensa vida social, de las fiestas y de las aventuras amorosas. El palacio de Amador, obra del arquitecto italiano Felipe Crosti, fue la residencia más lujosa de Medellín durante muchos años. Otro de los palacios de la familia, obra de Carlos Carré, levantado en el paseo La Playa, casa fabulosa para su época, 1892, fue más adelante palacio episcopal, no obstante el confeso anticlericalismo liberal y radical de Amador. Amador murió el 13 de octubre de 1919. Su capital quedó dividido entre sus numerosas hijas y yernos. Crédito texto Luis Fernando Molina Londoño. * La fotografía del De Dion Bouton 1898 corresponde a la de un vehículo similar fabricado en la época. No se posee imagen del cuadriciclo original importado a Colombia por Carlos Coroliano Amador. El De Dion Bouton 1898 traía motor de 8 HP, tenía una altura de 1.41 mts, 1.32 mts de ancho y 2.270 mts de longitud. Pesaba 600 kilos. ¡Fue diseñado y construido por la De Dion Bouton Company. de París, Francia en un momento de la historia considerada la fábrica de automotores más grande del mundo!

Coletilla
A raíz de la divulgación de la historia del pionero Carlos Coroliano Amador recibimos del médico Jaime Hernán Martínez Sandoval, presidente de la Fundación Club Autos Clásicos y Antiguos Pepo Tuluá,  la fotografía anexa. La misma destaca un modelo metálico, que usa pilas y tiene movimiento y referencia el De Dion Bouton y la figura de Amador. El modelo le fue obsequiado a Jaime Hernán por su tía materna, doña Ligia Sandoval de Escobar con ocasión, hace 45 años, de la ceremonia en la que Jaime Hernán recibió su primera comunión en la Iglesia de María Auxiliadora, en el Colegio Salesiano de Tuluá